Conectar Magallanes con el mundo: una urgencia estratégica

La reciente solicitud del gremio turístico de Magallanes -encabezado por la Asociación de Hoteleros de Torres del Paine- para establecer vuelos aéreos directos desde Buenos Aires y Sao Paulo a Punta Arenas resulta algo totalmente razonable.

En zonas como la magallánica, en el extremo austral del continente americano, cada vuelo que llega representa más que una conexión aérea. Es una oportunidad de desarrollo, un puente cultural y una vía concreta de reactivación económica. 

Resulta difícil de entender que una región como Magallanes, reconocida globalmente por su oferta de naturaleza prístina, paisajes únicos y destinos de clase mundial como el Parque Nacional Torres del Paine, siga sin contar con vuelos internacionales estables desde las grandes capitales del turismo sudamericano. Hoy, quienes desean llegar desde Buenos Aires -a sólo 2.285 kilómetros de distancia- deben atravesar verdaderas odiseas logísticas, pasando por Río Gallegos, Santiago, o enfrentando largos trayectos terrestres. Una paradoja en un país que se promociona como “puerta de entrada a la Patagonia” y, en el caso de Punta Arenas, como la “puerta de entrada a la Antártica”.

El aeropuerto Presidente Carlos Ibáñez del Campo está calificado como internacional, pero opera casi exclusivamente como un terminal de vuelos nacionales. Este desajuste entre infraestructura y operatividad da cuenta de una brecha de visión estratégica que debe ser corregida. No basta con tener una pista capaz de recibir vuelos internacionales si las decisiones logísticas, políticas y comerciales no apuntan a integrarla con los principales polos emisores de turistas.

Los hoteleros del Paine lo tienen claro: la mayoría de sus visitantes proviene del extranjero. En ese sentido, conectar directamente con Sao Paulo y Buenos Aires -dos de los mercados más potentes de la región- podría ser un factor decisivo para extender la temporada, diversificar la oferta y fortalecer a las pequeñas y medianas empresas turísticas, tantas veces golpeadas por la estacionalidad o la fragilidad del transporte.

El alcalde Claudio Radonich, quien ha respaldado esta solicitud, también ha remarcado la necesidad de recuperar rutas intermedias nacionales hacia ciudades como Chiloé, Temuco o Concepción. Pero es en el plano internacional donde Magallanes tiene una deuda pendiente. Mientras destinos argentinos como Ushuaia y El Calafate ya cuentan con conexiones directas desde Sao Paulo, en Chile aún discutimos lo que debiera ser una decisión técnica, comercial y política de consenso.

Por eso, este llamado del gremio turístico no debe quedar como una anécdota ni como un simple titular estacional. Requiere voluntad del Estado, coordinación con aerolíneas y una mirada de futuro que supere la centralización. Magallanes no solo necesita vuelos directos: los merece. Porque conectar a Punta Arenas con Sudamérica es, en última instancia, conectar a Chile con su propio territorio.