Necrológicas
  • – María Angélica Riquelme Alarcón
  • – Gloria Dina Ruiz Jumbre

Negligencia fatal: pitbull que paseaba sin bozal mata a perrita

Sábado 19 de Abril del 2025

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  • La mascota, murió en una clínica veterinaria tras una dolorosa agonía. Sus propietarios piden cambios en la Ley de Tenencia Responsable.

El sonido del teléfono a las 9 de la mañana del jueves 17 de abril partió en dos la vida de la familia Chandía Astroza. “Pequita, falleció en la madrugada. No aguantó”, fue la triste noticia que recibieron desde una clínica veterinaria. Así, sin poder despedirse, sin un último abrazo, perdieron a “Peca”, su perrita de 13 años, tipo raza Poodle, que había sido brutalmente atacada el día anterior por un pitbull que paseaba sin bozal afuera de su casa.

La noche anterior, habían dejado a su perrita en cuidados intensivos después de una cirugía de emergencia que intentó reparar el desgarro en su cuello. “Nos mandaron un video a las nueve y media de la noche donde se veía que respiraba y tuvieron esperanza”, recuerda Gabriela Astroza con la voz quebrada y sin poder evitar llorar.

“Lo más doloroso es saber que se murió sola, sin poder estar a su lado para acompañarla en sus últimos momentos”, confiesa Gabriela. Su hija Catalina, de 24 años -quien había rescatado a “Peca” cuando era estudiante recuerda a su perrita y es que era parte de la familia, compartía todos los días con ella, incluso tenía distintos atuendos para las ocasiones especiales.

El miércoles 16 de abril empezó como cualquier otro día para esta familia que vive en calle General Salvo, en el barrio Prat. La “Peca” se levantó temprano, como siempre, para ver a Catalina antes de que saliera a trabajar. Jugó con sus compañeros caninos, Dumbo y Lucrecia, y tomó su desayuno especial para perros senior. Nadie imaginaba que sería su última mañana.

El ataque ocurrió cerca de las 15,20 horas. Un pitbull que era paseado sin bozal por un vecino la atacó a través de los barrotes de la reja del frontis de su domicilio. El dueño puso la mano en la boca del perro para que la soltara pero no hubo caso, el pitbull la tenía del cuello.

El ataque:
minutos de terror

Gabriela Astroza revive con angustia el momento del ataque: “Almorzamos y salió al patio. Cuando siento gritos desgarradores… veía a Cristián (su marido), con la ‘Peca’, y el perro que la tenía agarrada desde el otro lado de la reja, tirandola”. Recuerda que tomó una escoba y empezó a pinchar al perro, hasta que la soltó.

“Tenía todo el cuello rasgado, le arrancó toda su piel”, relata angustiada. La familia le cubrió las heridas y corrieron a un veterinario para recibir atención de urgencia, instancia aprovechada por el dueño del pitbull para irse del lugar.

Dueño interpuso
denuncia falsa

Lo que más indigna a la familia es la actitud asumida por el dueño del pitbull. En lugar de ayudar, escapó del lugar y después presentó una denuncia falsa ante Carabineros, acusando a “Peca” de morderlo y días despues, ante la presencia de los vecinos y funcionarios de la policía que estaban investigando el ataque, el “hombre vino a gritarnos: ‘Te denuncié, van a venir los pacos por ti’…”, confiesa Gabriela.

El vacío de “Peca”

Para la familia “Peca” era mucho más que una mascota. La habían rescatado siendo un cachorro y la criaron con amor por 13 años. “Era nuestra compañera, una hija más…la primera que veíamos en la mañana y la última en la noche”, recuerdan.

“La Constitución dice que mi mascota es una cosa, solo propiedad privada, y nos pidieron cuantificar el daño. Pero ¿cómo cuantificas trece años de alegría? ¿Cómo le pones valor a las mañanas compartidas, a los disfraces de Navidad, a ese lugar en el sofá que ahora queda vacío?”, pregunta Gabriela Astroza con rabia contenida.

La ley chilena no reconoce el dolor por la muerte de una mascota más allá de lo económico, y esa limitación ha añadido sal a sus heridas. “Ayer vinieron a pedirme que ‘valorice’ a Peca. ¿Qué monto le pongo al verla sangrar en mis brazos? ¿A no poder despedirnos porque murió sola en una clínica?”. Su voz se quiebra al recordar cómo el mismo sistema que debería protegerlas las obliga a reducir su duelo a cifras: “Lo único tangible son los gastos veterinarios, pero el daño real está en mis hijos, en el miedo de que ese hombre vuelva, en saber que jamás volveremos a escuchar sus pasitos por la casa”.

Para esta familia, la justicia no es sólo castigar al dueño del pitbull, sino que el Estado reconozca que perder un compañero de vida duele más que perder “propiedad”. “No queremos que nadie más pase por esto”, enfatiza Gabriela.

La lucha por justicia

La familia presentó una denuncia ante la PDI y buscan imágenes de cámaras para probar la verdad. Pero más allá del caso personal, buscan crear conciencia: “Esto no fue un accidente. A ella la mató el perro desde nuestra propia casa… Es la impotencia, la rabia de saber que esto seguirá pasando si no actuamos”.

Mientras esperan que la ley actúe, se aferran a los recuerdos de “Peca”: su sillón favorito, sus disfraces de Halloween, sus mañanas juguetonas. “Era parte de nuestra familia… y lucharemos para que su muerte no quede impune”, prometen.

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