Necrológicas

La tierra como maestra: estudiantes de Parvularia exploran el arte efímero en plena naturaleza magallánica

Domingo 20 de Abril del 2025

Compartir esta noticia
90
Visitas

Una experiencia que combina arte, medioambiente y pedagogía vivieron las estudiantes de quinto año de Educación Parvularia de la Universidad de Magallanes (Umag) en pleno corazón de la Reserva Forestal Magallanes. Bajo la guía de la académica Aracelli Parada Martínez, realizaron una intervención artística en el monte Fenton basada en el “Land Art” o arte de la tierra, una corriente nacida en los años 60 que utiliza elementos naturales del entorno para crear obras efímeras, sin alterar ni dañar el paisaje.

Esta actividad no solo cumplió un rol formativo dentro de la asignatura “Articulación Formativa”, sino que también propuso un nuevo enfoque pedagógico para la enseñanza de la conciencia ecológica en la infancia. Las futuras educadoras no solo crearon piezas artísticas, sino que también reflexionaron sobre su rol en la formación de niñas y niños más conectados con la tierra y con los ciclos naturales.

“Esto no se trata solo de arte. Es una forma de sentir el entorno, valorarlo y transmitir ese vínculo desde la educación parvularia”, explicó la profesora Parada, quien ha sido pionera en integrar este tipo de experiencias en la formación docente durante más de una década.

Cada obra creada durante la jornada fue una expresión única. Algunas nacieron desde lo colectivo, como una pieza que evocaba “las costillas del árbol”, símbolo de vida y energía, construida con ramas, hojas y piedras. Otras fueron más introspectivas, como la composición de hojas amarillas de Josefa Pizarro, que comenzó como un sol y terminó evocando cuerpos celestes, resaltando la fugacidad del arte y su poder para enseñar que “no todo dura para siempre”.

Ana Almonacid, estudiante y mujer mapuche, decidió representar un kultrún con elementos del bosque. “Para mí es algo muy simbólico. El kultrún representa nuestra conexión con la naturaleza, el vivir y crecer desde ahí”, explicó con emoción.

El valor de esta práctica no solo radica en su impacto emocional y creativo en las estudiantes, sino también en su proyección pedagógica. “Este tipo de arte enseña a los niños a observar, a cuidar y a crear con lo que nos entrega la tierra. No necesitamos materiales artificiales ni plantillas repetidas. Necesitamos espacios que inspiren”, señaló Daniela Miranda, otra de las participantes.

Para la docente a cargo, la actividad representa una manera de romper con modelos tradicionales de enseñanza del arte. “No se trata solo de que las niñas y niños pinten lo mismo, como una actividad dirigida sin alma. Se trata de que creen, experimenten, sientan. Que comprendan que la tierra también les puede enseñar y que todo lo que nos rodea puede ser un recurso educativo”.

Esta jornada en el monte Fenton deja una lección profunda: enseñar conciencia ambiental no se limita a hablar de reciclaje o cambio climático. También significa formar personas sensibles, capaces de leer la naturaleza, de emocionarse con ella y de actuar en consecuencia.

Las educadoras del futuro deben conocer técnicas pedagógicas, pero también entender que su entorno —la tierra, los árboles, el viento, las estaciones— puede ser su mejor aliada para enseñar. Y eso, como bien lo resumió una de las estudiantes, es “aprender desde la raíz”.

Pin It on Pinterest

Pin It on Pinterest