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Una familia destrozada de por vida y un conductor condenado que pidió perdón

Martes 22 de Abril del 2025

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Con un hombre postrado de por vida, y un conductor que pidió perdón antes de ser condenado a 300 días de presidio remitido (firmando), concluyó el proceso judicial por la tragedia carretera ocurrida el 14 de enero de 2024, cerca del Aeropuerto Presidente Ibáñez del Campo.

En esa jornada el chofer del Servicio de Vialidad, Cristián Iván Aguila Vera, manejaba un camión Iveco por la Ruta 9 Norte, en dirección a Punta Arenas, cuando a la altura del kilómetro 18, “a una velocidad considerada como no razonable ni prudente conforme a las condiciones de la vía (pendiente y calzada mojada con agua lluvia) y carga que mantiene”, se salió de la pista y chocó con unos “hitos veticales”. De ahí traspasó el eje de la calzada, y al ingresar a la pista contraria impactó frontalmente al vehículo station wagon que manejaba Ricardo Ojeda Mansilla.

La víctima resultó politraumatizada y con traumatismo encéfalo craneano grave complicado, quedando en la actualidad con una invalidez prácticamente total. 

Condenado

En la acusación que presentó la Fiscalía pedía 3 años de presidio para el chofer, representado legamente por el abogado Ramón Ibáñez.

Este lunes el mismo órgano acusador se allanó a una rebaja de pena a 300 días de presidio, siempre y cuando el imputado admitiera responsabilidad, sin ir a juicio oral.

El abogado querellante, Juan José Srdanovic, y también la esposa e hija de la víctima, estuvieron de acuerdo.

Previo a la aceptación Ibáñez le pidió al magistrado, Ricardo Herrera, un tiempo para que su representado, frente a frente, entregara las disculpas respectivas a la familia. La divulgación de las expresiones allí señaladas quedaron prohibidas.

La esposa del chofer accidentado, Jimena Llancalahuén, admitió a la salida de tribunales estar pasando un momento muy complicado, económico como emocionalmente. “Mi hijo chico es el que más sufre, al ver todos los días al papá en el estado en que se encuentra”.

Sobre lo que escuchó en la audiencia, donde el chofer mirándola a la cara le pidió disculpas, dijo que no las puede aceptar. “Imagínese lo que es nuestra vida. Ni mi marido y yo podemos trabajar, porque él, con 45 años quedó postrado, y a mí me toca atenderlo todo el día”.

La hija, Camila, lamentó la tragedia, por lo complicado que ha sido para ellos como familia. Entiende que nadie sale a cometer un accidente, pero hubiese esperado de parte del conductor al menos una consulta o acercamiento durante el proceso. “Ha sido complicado mantenernos. No solamente en el aspecto económico sino también en lo moral”.

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