“Es una bendición haber podido entregar mi vida a la educación”
“Yo me siento muy realizada como educadora de aula, pero sobre todo como formadora de niños y niñas, tú te entregas a los niños todos los días y eres parte de su formación. Es una bendición haber podido entregar mi vida a la Educación. No haría otra cosa”.
Así, con estas palabras, Andrea Lleucún Díaz da cuenta de lo que ha significado ser educadora de párvulos en la Junta de Jardines Infantiles en Magallanes.
Con 35 años de trayectoria en la educación parvularia, ha sido testigo de profundas transformaciones en la infraestructura, los enfoques pedagógicos y, sobre todo, en la vida de las comunidades donde ha trabajado.
Inició su camino en 1990 en el entonces jardín infantil Copito de Nieve, en Puerto Natales, un establecimiento modesto que contrastaba con el moderno recinto que hoy ocupa su lugar. Desde entonces, ha recorrido un largo trayecto marcado por el compromiso y el amor por su labor. Después de su experiencia en Copito de Nieve, Andrea continuó su labor en el jardín infantil Los Cisnes, también en Natales. En 2016 se trasladó a Punta Arenas, sumándose al equipo del jardín infantil Continente Blanco. Dos años más tarde, en 2018, asumió la dirección del jardín infantil Cumbres Patagónicas, donde permanece hasta la actualidad.
Para ella, trabajar en la Junta Nacional de Jardines Infantiles (Junji) ha significado no sólo una plataforma para el desarrollo profesional, sino también un espacio de crecimiento personal. “La Junji es una excelente escuela donde te vas perfeccionando cada día, y al mismo tiempo vas formando mejores ciudadanos, mejores niños y niñas. Es una alianza, una comunidad donde todos somos parte del crecimiento”, afirma con orgullo.
El paso del tiempo ha traído momentos emotivos, como reencontrarse con exalumnos cuyos hijos -o incluso nietos- hoy forman parte del jardín que dirige. “Ya tengo como tres nietos de exalumnos en las aulas”, cuenta con una mezcla de asombro y satisfacción. “Es una bendición haber podido entregar mi vida a la educación inicial”.
Egresada de la Universidad de Magallanes y reconocida como la mejor alumna de su promoción, Andrea ha sostenido desde siempre una vocación clara. “Siempre quise ser educadora”, asegura, reafirmando su convicción de que el aporte a la formación de la infancia trasciende el aula y moldea generaciones más valiosas y conscientes.
La celebración
En el marco del aniversario Nº55 de la Junji, Andrea fue una de las funcionarias homenajeadas este miércoles por su trayectoria. La ceremonia, que reconoce años de servicio, también distingue a funcionarios que se han proyectado más allá de su rol institucional, en ámbitos como la cultura, el deporte y la comunidad.
Así lo explicó Paola Valenzuela, directora regional de Junji, quien destacó la importancia de relevar a quienes no sólo cumplen con su labor cotidiana, sino también se convierten en referentes dentro y fuera de los jardines. “Queremos reconocer a todas aquellas personas que aportan desde sus múltiples dimensiones a la educación de niños y niñas, muchas veces siendo el rostro visible de la institución en otras instancias sociales y comunitarias”, señaló.
Dentro de este reconocimiento también estuvo Patricia Delgado Toledo, quien cumplió 25 años de servicio en la Junji. Se desempeña en el jardín Costanera del Estrecho, en Punta Arenas. Desde allí, impulsa un sello ecológico-cultural que busca conectar la educación parvularia con los recursos naturales y culturales del entorno. Empezó trabajando, en 2000, en el jardín Papelucho de Porvenir, como educadora de párvulos. En 2007, llegó a Punta Arenas, para laborar en el establecimiento Peter Pan. Más tarde, también lo hizo en los recintos Continente Blanco y Las Charitas. Fue directora de esta última unidad desde 2012.