Cerca de 3 mil alumnos insertos en programa de integración escolar
La falta de capacitación docente, carencias en infraestructura y la necesidad de protocolos claros para estudiantes con discapacidad son algunas de las principales preocupaciones que expuso Rosa Miranda Tobar, representante de la Agrupación TeAbrazo Magallanes, sobre los Programas de Integración Escolar (PIE). De acuerdo a la dirigenta hay importantes avances en esta materia, aún persisten brechas que limitan el acceso efectivo a una educación inclusiva en la región.
Según explicó, muchos profesionales que integran los PIE no cuentan con formación para atender a estudiantes con autismo, síndrome de Down o discapacidad auditiva. Aunque reconoció el esfuerzo de docentes que se capacitan de manera autónoma, afirmó que no existe un plan sistemático de formación que permita enfrentar adecuadamente las necesidades de estos alumnos en todos los establecimientos. A su juicio, el trabajo de inclusión depende más de la buena voluntad de los equipos escolares que de políticas institucionales sostenidas.
Destacó trabajos desplegados en las escuelas Hernando de Magallanes, Padre Hurtado y Juan Williams, donde se han implementado protocolos de actuación para situaciones de crisis o descompensaciones, lo que ha permitido una mejor atención a los estudiantes. Sin embargo, advirtió que, en otras comunas, no existen mecanismos formales para abordar estas situaciones, por el aislamiento y las condiciones propias de la comuna. “La inclusión no puede depender sólo de la vocación individual”, reforzó.
El estado de la infraestructura escolar es otro de los puntos críticos. De acuerdo con la representante de TeAbrazo Magallanes, en varios colegios públicos los espacios destinados a estudiantes con discapacidad no cumplen con las condiciones necesarias, por ejemplo, no cuentan con la infraestructura para los cambios de pañales, incluidas las camillas. Gracias a gestiones propias, se logró habilitar un espacio adaptado, pero Rosa Miranda recalcó que este tipo de mejoras debería ser la norma y no la excepción.
“Muchos colegios no tienen baños o espacios adecuados para cambiar a niños que usan pañales. Sólo la Escuela Juan Williams dispone de una camilla adaptada gracias a gestiones particulares”, subrayó.
Miranda también advirtió que en el sector privado y subvencionado persisten obstáculos. Aunque valoró iniciativas como las del Instituto Don Bosco, donde se fomenta la colaboración con las familias, sostuvo que en muchos colegios particulares aún predomina un enfoque competitivo que dificulta la inclusión. Los colegios privados priorizan el rendimiento académico y no se interesan en integrar niños con necesidades especiales. La inclusión depende de la voluntad de los directores y equipos docentes.




