1° de Mayo: Trabajo con dignidad para Magallanes
Cada 1° de mayo recordamos la histórica lucha de los trabajadores por condiciones justas, salarios dignos y derechos sociales fundamentales. En Magallanes, sin embargo, esta conmemoración no puede pasar sin un llamado urgente a mirar la fragilidad del empleo regional y la necesidad de políticas públicas que reconozcan su realidad específica.
En nuestra región, buena parte del trabajo no se ejerce bajo un contrato estable ni con acceso a seguridad social. Crece año a año la proporción de personas que deben ganarse la vida por cuenta propia, muchas veces sin redes de apoyo, sin acceso a capacitación continua ni ingresos asegurados. Ferias, pequeños comercios, emprendimientos por necesidad y plataformas digitales son hoy parte importante de la economía local, pero también reflejo de un mercado laboral incapaz de absorber con calidad a toda su población activa.
A ello se suma una persistente brecha de género: las mujeres en Magallanes siguen teniendo menor participación laboral que los hombres, mayores tasas de informalidad y una diferencia salarial que no se explica por méritos ni formación, sino por discriminación estructural. Las tareas de cuidado, mal distribuidas y escasamente reconocidas, refuerzan esta desigualdad y limitan el desarrollo personal y profesional de miles de mujeres trabajadoras en la región.
La poca diversificación de la economía regional también impone límites. Dependemos de sectores como el comercio, el turismo estacional, la administración pública y algunas actividades extractivas. Esta concentración hace al empleo vulnerable frente a crisis externas, y frena la creación de nuevas oportunidades para jóvenes, técnicos y profesionales que podrían aportar en innovación, cultura, ciencia o economía verde. Sin una estrategia clara para ampliar y modernizar nuestra matriz productiva, Magallanes corre el riesgo de seguir exportando talento e importando soluciones.
Por eso, este Día del Trabajador no es solo una fecha para homenajes. Es un momento para exigir que el trabajo en Magallanes sea sinónimo de estabilidad, justicia y desarrollo. Necesitamos fortalecer la protección social para quienes trabajan por cuenta propia, cerrar de una vez la brecha salarial entre hombres y mujeres, y diseñar políticas regionales que garanticen más y mejores empleos, pensados desde y para el territorio.
El futuro del trabajo en la región está en juego. Y no se puede seguir construyendo a costa del sacrificio silencioso de quienes trabajan sin certezas ni respaldo. Magallanes merece una política laboral que reconozca su especificidad, su esfuerzo y su potencial.
Porque no hay desarrollo verdadero sin justicia para quienes hacen posible el presente: las y los trabajadores.