213 familias viven en campamentos en Punta Arenas
El Catastro Nacional de Campamentos 2024-2025, elaborado por el Centro de Estudios de Techo-Chile, reveló un preocupante escenario para la Región de Magallanes. A pesar de contar con sólo tres campamentos activos, los mismos que en la medición anterior, todos emplazados en la comuna de Punta Arenas, la región experimentó un aumento del 32,1% en el número de familias que habitan estos asentamientos en comparación con el catastro anterior. En total, hoy son 263 familias las que viven en campamentos en la región más austral del país.
De ellas, el 46,38% (122) son niños y adolescentes menores de 14 años, mientras que el 15% corresponde a adultos mayores, 12 de los cuales se encuentran en situación de discapacidad. Por otro lado, en los campamentos de la región habitan 37 familias migrantes, las que representan un 14,1%.
La totalidad de estos asentamientos se formó entre los años 2010 y 2019, sin que desde entonces se haya producido el cierre de ninguno. De acuerdo con el informe, la necesidad de independencia, el alto costo de los arriendos y los bajos ingresos económicos son las tres razones principales que explican la llegada de las familias a estos lugares. Estos factores fueron señalados por el 100% de los informantes claves entrevistados en terreno.
El catastro también revela las condiciones estructurales de alta precariedad. En cuanto a acceso a servicios básicos, un tercio de los campamentos no tiene acceso a electricidad, otro tercio se conecta informalmente a la red pública sin medidor, y el restante lo hace a través de generadores eléctricos. En cuanto al agua potable, el 33% de los campamentos se abastece mediante camiones aljibe. En materia de servicios sanitarios, solo un campamento cuenta con fosa séptica; el resto utiliza soluciones como letrinas, baños químicos, baños secos o cajones sobre acequias, lo que refleja condiciones sanitarias deficientes.
Respecto a los servicios sanitarios, el 33,3% de los campamentos está conectado a una fosa séptica, mientras que el resto utiliza letrinas, cajones sobre pozo negro, acequias, canales, baños químicos o baños secos.
La mayoría accedió a sus sitios mediante ocupación de hecho sin pago, aunque también existen casos de compraventa o arriendo, lo que confirma la existencia de un mercado informal del suelo. En relación con la trayectoria habitacional, el 66,7% de las familias proviene del mismo barrio en el que hoy se encuentra el campamento, y el 33,3% de otro barrio dentro de la misma comuna.
Las viviendas que componen estos asentamientos presentan niveles de consolidación variables: el 50% corresponde a viviendas consolidadas, mientras que la otra mitad son autoconstrucciones semiconsolidadas, lo que indica procesos avanzados de permanencia pero sin respaldo legal ni urbano.
En materia de equipamiento comunitario, dos de los tres campamentos cuentan con sede social y, al menos uno, dispone de otro tipo de infraestructura colectiva. En cuanto a riesgos socionaturales, uno de cada tres campamentos ha enfrentado eventos como temporales, heladas, nevazones, incendios o emergencias sanitarias en el último año. Sin embargo, ninguno de los asentamientos ha sido catalogado como ubicado en zona de riesgo por parte de sus propios habitantes.
Dos de los tres campamentos en Punta Arenas han recibido amenazas de desalojo, lo que representa el 66,7% del total regional, el porcentaje más alto de todo el país. Esta situación tensiona aún más la ya frágil realidad habitacional de cientos de familias que viven sin certezas respecto a su futuro.
El informe de Techo-Chile concluye que, en Magallanes, no se ha logrado avanzar en la erradicación ni regularización de los campamentos, y que la precariedad se mantiene o incluso se agrava.