Necrológicas

La eficacia de los medios pobres

Por Marcos Buvinic Domingo 4 de Mayo del 2025

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Será un asunto de mucho tiempo seguir acogiendo y asimilando la huella imborrable que el Papa Francisco ha dejado en la vida de la Iglesia, en la conciencia de los cristianos, y en la mente de tantas personas que, sin ser creyentes, sintieron el impacto de alguien que les transmitía una novedad para ellos a través de una vida sencilla, una sonrisa y una palabra clara.

Lo que animó la vida de Francisco fue su fe en el Señor Jesús y su Evangelio, y el amor a su pueblo para manifestar a todos que Dios es misericordia infinita. Los medios con los que animó la fe en los católicos y de todos los cristianos fueron su vida sencilla, su sonrisa y su palabra clara. Con esos mismos medios dialogó con todos, pequeños y grandes, creyentes y no creyentes, hombres de todas las religiones y tradiciones espirituales, prisioneros y gobernantes, artistas, refugiados y futbolistas. Esos medios, son medios pobres, están al alcance de todos.

En nuestro tiempo, Francisco es un testigo de la eficacia de los medios pobres. Así lo percibieron muchos en todo el mundo; por ejemplo, el líder budista, el Dalai Lama dijo que “Francisco se dedicó al servicio de otros, mostrando constantemente con sus propias acciones cómo vivir una vida sencilla, pero significativa”. 

Del mismo modo, Francisco es un testigo del valor universal de una sonrisa, como dice el texto atribuido a muchos autores: “¿Sabes el valor de una sonrisa? No cuesta nada, pero vale mucho. Enriquece al que la recibe sin empobrecer al que la da. Se realiza en un instante y su memoria dura para siempre. Nadie es tan rico que pueda prescindir de ella, ni tan pobre que no pueda darla. Crea alegría en casa; fomenta buena voluntad y es la marca de la amistad. Es descanso para el aburrido, aliento para el decepcionado, sol para el triste y recuerdo para el turbado. Y con todo, no puede ser comprada, mendigada o robada, porque no existe hasta que se da. Nadie necesita tanto una sonrisa, como los que no tienen una para dar a los demás”.

También, Francisco ha sido testigo del valor de una palabra clara y directa, sin giros retóricos ni diluyentes ambiguos. Fue uno que llamó las cosas por su nombre, y que a cada uno le hablaba su lenguaje, se hacía pequeño con los niños y grande ante los poderosos, con un lenguaje concreto que iba directo al grano.

Así, Francisco ha sido un testigo ejemplar de una virtud muy poco cultivada, como es la asertividad; es decir, la capacidad de comunicar los propios puntos de vista en forma honesta y directa, sin agredir ni permitir ser manipulado, y respetando los derechos de los demás. Una palabra directa que se construye desde una escucha activa, tal como Francisco la practicaba y la recomendaba a los sacerdotes, cuando decía que había que escuchar más y hablar poco, sólo lo necesario. 

En nuestra cultura tenemos un gran déficit de asertividad a causa de diversos estereotipos sociales y culturales, como son el deseo de caer bien a otros y el temor al rechazo, evitar ser cuestionado o evadir conflictos que es necesario enfrentar; también en diversas organizaciones jerarquizadas de la sociedad, donde la asertividad puede no ser bien vista por algunos, pues piensan que la conducta aceptada es la sumisión a la opinión de quien tiene más jerarquía.

Francisco nos dejó en Chile un claro testimonio de su asertividad, de su palabra directa, cuando reconoció que había sido mal informado de la situación de los abusos sexuales en la Iglesia en Chile. Probablemente, quienes dieron a Francisco una información que no era veraz no habrán querido mentirle, pero le ocultaron la realidad. Entonces, sin juzgar malas intenciones aquí aparece el problema de los lenguajes ambiguos, los secretismos, los análisis amortiguadores, las verdades a medias, las lisonjas cortesanas, o callar lo que no le gusta al jefe, y todas esas malas prácticas que terminan por distorsionar gravemente la verdad. La virtud de la asertividad requiere un cambio de mentalidad, una conversión que hay que acoger en la sociedad y en la Iglesia para vivir la asertividad del Señor Jesús: “la palabra de ustedes sea sí cuando es sí, y no cuando es no; lo demás lo agrega el maligno”.

Francisco ha sido un testigo de la eficacia de los medios pobres para todos los creyentes y para la misión evangelizadora de la Iglesia, pero también para otros ámbitos de la sociedad como son la política, los negocios, la vida familiar, el deporte, las relaciones laborales, etc. Realmente, las cosas son muy distintas cuando hay una vida sencilla, una sonrisa y una palabra clara y directa.

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