Necrológicas

El buen dormir en la tercera edad

Por Ramón Lobos Vásquez Miércoles 7 de Mayo del 2025

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En columnas anteriores hemos hablado que las personas mayores deben tener un adecuado descanso nocturno, con un sueño reparador que permita su diario quehacer y una adecuada funcionalidad.

Es esencial entender que un sueño reparador contribuye a una mejor calidad de vida en la vejez, de allí su importancia y necesidad de cuidar y estar atentos a los cambios que les ocurren a las personas mayores. 

En general la cantidad necesaria de sueño permanece constante a través de la vida adulta. Se recomiendan entre 7 y 8 horas de sueño todas las noches, teniendo en cuenta que el sueño de las personas mayores es menos profundo y más entrecortado que en las personas más jóvenes; pudiendo los mayores de 70 años despertar muchas veces en la noche sin que esto sea considerado una enfermedad.

El insomnio es una de las quejas frecuentes en los mayores y fuente de prescripción médica de fármacos para contrarrestarla, tanto para conciliar el sueño como la mantención del mismo. 

Es común que las personas mayores despierten a orinar durante la noche, lo que se considera un problema y una causa común de accidentabilidad en ellos; por lo cual hay que atenuar estos procesos y poder realizarlos de manera segura y protegida, sin que el resto de la familia deba levantarse y acompañarlos en esta acción.

También es frecuente que -en la medida que se manifiesta el deterioro cognitivo en mayores- se presente el denominado Síndrome Crepuscular, que significa un aumento de la confusión y agitación al anochecer, algo muy frecuente de observar en las personas ya diagnosticadas con demencia. 

Así mismo, es usual escuchar sobre alteraciones del denominado ritmo circadiano, con cambios en el ciclo sueño-vigilia, que afectan la calidad del descanso en las personas mayores.

Por ello, es importante que las familias que cuidan de sus mayores realicen una serie de actividades y acciones que permitan cumplir con esta función y que efectivamente tengan un sueño reparador y de calidad; que indudablemente también influye en la calidad de vida del entorno más cercano.

Además, se aconseja establecer rutinas diarias y nocturnas para las personas mayores, estableciendo horarios regulares y actividades y acciones permanentes durante el día. Es bueno mantener horarios para acostarse y levantarse, para que su organismo se vaya acostumbrando a estas rutinas y puedan cumplir con las horas establecidas para ello.

Se recomienda generar un ambiente adecuado para la hora de dormir, es decir, crear un entorno tranquilo y con cierta oscuridad para conciliar el sueño. No es adecuado encenderles el televisor en su pieza para que se duerman, es mejor una radio con una música suave y relajante que les permita estar acompañados y tranquilos.

Es bueno y necesario que realicen actividad física durante el día, pero no en horario nocturno, cercano a la hora de dormir, es decir, no deben hacerse ejercicios unas tres horas antes de dormir. Esta actividad debe ser moderada y realizada regularmente. Por ejemplo, en nuestra región los días que son buenos climáticamente pueden usarse para salir con ellos a deambular por el vecindario, asegurando que el trayecto sea seguro y tranquilo. Pero si es invierno o las condiciones climáticas no lo permiten, se puede realizar este trayecto por la casa, aprovechando de conversarles y recordarles de qué parte de la casa se trata y de qué actividades se han realizado allí o cuáles recuerda; como una forma de combinar trabajo físico e intelectual, tan beneficioso en las personas mayores.

También es importante en la planificación de las actividades a realizar, evitar todos los estimulantes nocivos para dormir como la cafeína, el beber alcohol, el chocolate y las bebidas cola, estos no deberían consumirse al menos 3 a 4 horas antes de acostarse. Lo mismo pasa con las cenas, que deberían consumirse 1 ó 2 horas antes de dormir, prefiriendo en las noches una dieta liviana y poco pesada.

Otra actividad en que las familias deben estar atentas con los mayores guarda relación con poder descartar factores que impliquen alguna manifestación depresiva, que va asociada a trastornos del sueño y que requerirá un enfoque apropiado, esto es común a toda edad.

Finalmente, es imprescindible estar atentos a los fármacos que tienen prescritos, así como las hierbas y suplementos que estén recibiendo, y tener una visión geriátrica en su uso y adecuación horaria, recordando que menos siempre será más beneficioso para los mayores.

En este sentido es importante que la prescripción de fármacos sea la adecuada y personalizada para el tipo de trastorno del sueño que el mayor presenta y de esta forma evitar la sobre prescripción, que aumenta las interacciones entre los distintos fármacos.

El buen dormir para los mayores no solamente es mantenerlo a ciertas horas en su cama, si no que una preocupación y cuidado que, como todas las actividades de los mayores, debe preverse y cuidarse; para que sea un descanso y un reponerse en su salud mental, tan necesaria a esa edad.

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