Los obstáculos a que se ven enfrentadas gimnastas en su preparación para el torneo Vanessa Mihovilovic
El Club Movimiento Deportivo Austral, presidido por Gladys Gutiérrez Alvarez, viene trabajando intensamente en la preparación de 15 gimnastas con miras al campeonato Vanessa Mihovilovic, organizado por Agipa y que se llevará a cabo en junio próximo. Este certamen cobra especial relevancia ya que no pudo realizarse el año pasado debido a problemas administrativos en el club organizador y a la tardía entrega de recursos del 8%, por lo que fue reprogramado para este año.
El equipo está participando por primera vez con un proyecto financiado por Fondeporte, titulado “Gimnasias hacia la cima”, orientado exclusivamente a la preparación técnica y deportiva de las niñas para presentarse en campeonatos. Sin embargo, la presidenta del club expresa que, pese a la satisfacción de haber ganado esta importante iniciativa, el camino ha estado lleno de obstáculos, principalmente económicos y logísticos, relacionados con el uso y arriendo de gimnasios.
Actualmente entrenan en el gimnasio de una escuela pública, el único disponible. Dicho uso implica un pago de $27.000 por hora. De ese monto, $5.000 se destinan al Slep y los restantes $22.000 se entregan al establecimiento en forma de contraprestaciones, monto mayor al que pagaban cuando los gimnasios eran administrados por la Cormupa.
El problema mayor radica en que este arriendo no cumple con los requerimientos del proyecto Fondeporte: “Slep no entrega factura ni comprobante SII, y eso nos impide justificar los pagos ante el proyecto. Entonces no podremos utilizar esos fondos para cubrir el arriendo”, advierte la presidenta.
La situación ha obligado al club a generar ingresos por otras vías. Las clases que no están contempladas en el proyecto, como danza, se cobran directamente a las alumnas. Además, se organizó una rifa con 50 números a $10.000. Estos fondos, junto con un pequeño “saldito” de actividades del año anterior, han permitido sostener los primeros pagos, pero la situación es muy frágil.
“Estamos haciendo todo lo posible. Pero no podemos seguir así cada mes, organizando rifas, completadas o bazares sólo para pagar el arriendo. La idea es que los fondos del proyecto se usen para lo que corresponde: pagar un gimnasio con factura y seguir potenciando a las niñas”, subraya Gutiérrez.
A pesar de estos problemas, el compromiso del club y de las familias es total. Las niñas entrenan actualmente cinco horas semanales dentro del proyecto, más las clases complementarias.
La falta de un lugar definitivo también ha generado incertidumbre sobre el uso de implementos: “Nuestros tapetes están guardados en otro lugar porque no sabemos si el próximo mes podremos seguir entrenando ahí. Y si no logramos facturar el arriendo, el IND nos puede pedir la devolución de los fondos, porque el proyecto exige que se use en recintos adecuados, seguros y con respaldo tributario”, agrega.
“Queremos aprovechar este primer proyecto al máximo. No sólo por nosotras, sino por las niñas que sueñan con representar al club en campeonatos regionales y nacionales”, concluye Gladys Gutiérrez.