La urgencia de volver a clases en Magallanes
En un nuevo y preocupante diagnóstico del Ministerio de Educación, la Región de Magallanes vuelve a ocupar un lugar poco envidiable: es la segunda región del país con peor asistencia escolar durante 2024. El dato no es menor. Con un 85,66% de asistencia promedio -por debajo del ya bajo promedio nacional de 86,91%-, nuestra zona enfrenta una silenciosa crisis educativa que amenaza con profundizar las desigualdades, el rezago escolar y, en última instancia, la exclusión social de cientos de niños y niñas.
La situación se agrava si se considera que Magallanes exhibe un alarmante 57,3% de estudiantes con ausentismo crónico. Esto significa que más de la mitad del alumnado faltó al menos un mes completo a clases en el año, elevando el riesgo de deserción escolar, bajo rendimiento, y efectos duraderos en su trayectoria de vida. La evidencia es clara: los estudiantes con ausentismo crónico tienen mayores probabilidades de experimentar desempleo, bajos ingresos y exclusión social. Y lo más preocupante es que este patrón tiende a repetirse año tras año.
Peor aún, dos comunas magallánicas -San Gregorio y Timaukel- lideran el ranking nacional de peor asistencia, con un 88,5% de ausentismo. Aunque las cifras reflejan en parte realidades geográficas, climáticas y de conectividad que afectan a las zonas más aisladas del país, no pueden convertirse en excusas para la inacción. Esta crisis es estructural y requiere respuestas integrales, desde políticas públicas específicas hasta un cambio de actitud en toda la comunidad educativa.
El daño que dejó la pandemia en términos de desconexión escolar fue profundo. Pero tres años después, el desafío ya no es sólo recuperar contenidos, sino restituir el hábito, el sentido y el valor de la asistencia regular a clases. Como advierte la Fundación Presente, trabajar desde el inicio con los estudiantes que faltan es clave. La prevención y el acompañamiento temprano pueden hacer la diferencia entre un niño que se reincorpora al sistema y otro que lo abandona para siempre.
En este sentido, la larga paralización de este año y el nuevo anuncio del Colegio de Profesores de un nuevo paro nacional en nada aportarán a este desalentador panorama.
La Región de Magallanes se ha esforzado históricamente en levantar indicadores de calidad de vida, salud y educación, a pesar de su aislamiento. Pero esta nueva alerta nos obliga a revisar nuestras prioridades. Es momento de que el ausentismo escolar se convierta en un tema de preocupación regional, abordado desde la gobernanza local, el Slep, las escuelas, los apoderados y la sociedad civil. Porque sin presencia en la sala de clases, no hay futuro posible.