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Sin discursos ni presencia de autoridades fue despedida Ciudadana Ilustre Elena Rada

Lunes 12 de Mayo del 2025

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Este viernes dejó de existir Elena Rada Donath, reconocida vecina de la región y un símbolo de compromiso social y vocación de servicio. El próximo 29 de mayo habría cumplido 97 años y este domingo fue su última despedida por parte de sus seres queridos, familiares que viajaron desde distintos puntos del país para acompañarla hasta su lugar de descanso. Mientras algunas voces más críticas apuntaban a la ausencia de autoridades en la ceremonia fúnebre de una Ciudadana Ilustre de la Región de Magallanes, otros destacaron que su último adiós fue silencioso tal como su obra en vida. En la iglesia tampoco hubo discursos.

Para algunos de los asistentes a la misa en la Catedral, como Eliana Maldonado, despedirla en el Día de la Madre revestía un doble significado, ya que “para nosotras fue como una madre”. Eliana es una de las adultas mayores que recibió el apoyo de doña Elena Rada a través de la Fundación Humanitaria Cavirata que por tantos años dirigió. “Siempre estaba preocupada de nosotros, cuando una estaba enferma o tenía algún problema. Despedirla en un día como este es muy triste y especial”.

Otra de las que caminaba junto al cortejo fúnebre que se dirigió desde la Catedral de Punta Arenas hasta el Cementerio Municipal era Eugenia González, quien trabajó codo a codo con doña Elena en la Fundación Cavirata como secretaria. “Todo lo que ella hizo con el servicio hacia los demás fue en forma silenciosa, así se ha llevado también todo esto. Era un agrado trabajar con ella, era una dama, respetuosa, consejera siempre. Visitamos muchos hogares en Punta Arenas, porque cada mes entregábamos 50 canastas de ayuda y las visitas las hacíamos las dos en el tiempo que trabajé con ella”.

Eugenia guarda innumerables recuerdos y destaca su humildad, como cuando rechazó un Premio de la Paz que ella no quería recibir porque decía que no lo merecía. Correr por abuelitos enfermos al hospital, acompañarlos en las atenciones. “Una historia bonita es cuando ella me dijo un día: mira Eugenia, esto lo vamos a enmarcar. Y es que había terminado de pagar la mantención eterna del Cementerio Cruz de Froward para darle un espacio a los abuelitos que no tenían dónde quedar. Eso no lo publicaba, pero era una alegría interna”.

Junto con Eugenia, caminaba Adriana Benavides, voluntaria de la Fundación Cavirata, que recuerda que los días que trabajó con Elena Rada fue “una de las experiencias más gratificantes que he tenido en mi vida. Ella debería tener mucho más reconocimientos”.

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