“Lo preocupante es que la maternidad y la paternidad ya no se ven como parte de un proyecto colectivo”
Durante su reciente visita a la Región de Magallanes, la doctora María Victoria Peralta Espinosa, Premio Nacional de Ciencias de la Educación (2019) y reconocida experta en currículum y educación inicial, compartió con la comunidad educativa local, visitó jardines infantiles en Punta Arenas y Puerto Natales, y dictó una conferencia en la Universidad de Magallanes, donde ejerció como académica durante varios años.
En entrevista con La Prensa Austral, abordó los avances, los desafíos y las urgencias que enfrenta hoy la educación parvularia en Chile, con especial énfasis en el rol de la formación docente, la necesidad de enfoques más humanos en el currículo y el legado de iniciativas como el Jardín a Distancia, nacido durante su gestión como directora nacional de Junji entre 1990 y 1998.
– ¿Qué ha significado para usted volver a Magallanes?
– “Yo soy magallánica por decreto, declarada Visita Ilustre. Esta es una región que llevo en el corazón. Fui directora de Junji en los años 90, y aquí nació el programa Jardín a Distancia, que hoy se llama Programa Comunicacional. En esa época llegamos con educadoras a lugares tan remotos como la isla Lennox. Imagínate: una niña, la Gabrielita, que escuchaba a su educadora por radio o por cassette, porque la señal no llegaba. Esa emoción de ver a una niña correr a los brazos de su educadora al verla llegar en lancha de la Armada, es de esas cosas que te recuerdan lo que puede hacer la educación pública”.
– ¿Qué aspectos destacó en su reunión con los equipos de Integra?
– “Están en general muy contentos con el enfoque pedagógico fuerte que estamos dando a la institución. Porque, con todo respeto, el hecho de que haya una Premio Nacional de Educación -la única educadora de párvulos con ese reconocimiento- y especialista en currículos a la cabeza del equipo, junto a la directora de Educación a nivel nacional, les da confianza. Pero no hablamos de calidad como ‘llenar de cosas’, no buscamos atiborrar de materiales didácticos ni de aparatos extraños el patio, sino cultivar una calidad humana, marcada por las interacciones, el afecto, el bienestar, el amor expresado, el arte y la sensibilidad. Esos son los valores que queremos reforzar. Valoro mucho el entusiasmo con el que están trabajando”.
– ¿Cuáles son los desafíos para la educación parvularia?
– “En las bases curriculares de educación popular y en el Currículum Nacional hay establecidos varios aspectos, pero se necesitan actualizar las bases curriculares, ya que su última revisión fue en 2018. Desde entonces, la sociedad ha cambiado totalmente, especialmente después del estallido social y la pandemia. Ahora vivimos en un mundo diferente, con una sociedad compleja llena de incertidumbres, pero también con un cambio de paradigma: de reconocer más que somos seres humanos con sensitividad, con subjetividad, con afecto, cosas que nos parecían en los currículos antes, si era como que estábamos formando un currículo para robots. Además, miramos a la naturaleza como algo sanador y esencial para nuestro crecimiento, donde encontramos belleza y equilibrio, algo que debemos proteger para las futuras generaciones”.
– ¿Qué rol cumple la formación de educadoras en este proceso?
– “Es un verdadero desafío. Aunque hay mucha formación de educadoras y aún se necesitan, pero la población infantil está disminuyendo. Además, están por surgir nuevos estándares para la formación de educadores de párvulos, en los que se ha trabajado bastante, y esperamos que incluyan los aspectos que hemos planteado en comités de expertos, estén incorporados. Pero, las universidades tienen libertades que podrían aprovechar para avanzar más.
Es clave fortalecer la alianza entre instituciones públicas y universidades públicas, como la Umag, hay que fomentarla en todas las regiones. La universidad aprende de la realidad del servicio público, lo que es estar en la realidad, y las instituciones públicas se nutren de las investigaciones de la academia.
Sin embargo, la formación a veces parece encerrada en un sistema burocrático de acreditaciones y formularios. Las educadoras pasan horas llenando formularios en lugar de repensar la educación, que es lo que los académicos deben hacer. Un educador para trabajar se debe basar en las bases curriculares, tiene que haber un proyecto nacional, pero hay estándares, marcos de buena enseñanza, niveles de desempeño. Es tal la cantidad de instrumentos a la cual debe responder un educador, que a veces digo, si yo trabajara con niños permanentes en esta época, no sé qué haría”.
Natalidad
– Sobre la baja natalidad. ¿Cómo afecta eso al futuro de la educación inicial?
– “Es un tema complejo. Las familias retrasan el tener hijos. Hoy tenemos un promedio de 1,2 hijos por familia, y eso no sólo implica desafíos económicos, sino también sociales y culturales. Lo preocupante es que la maternidad y la paternidad ya no se ven como parte de un proyecto colectivo.
A mí me preocupa que analicen sólo lo económico. Lo que dicen, es que después, en Chile futuro los jóvenes no van a poder mantener a tanto viejo. No es ese el problema. Mira la cantidad de empresarios que han dicho eso, como diciendo, bueno, ¿y qué vamos a hacer? El tema es, ¿por qué la familia no se está sintiendo que los niños no solamente son sus descendientes, sino son la nueva generación del Chile que queremos, mejores que nosotros.
Porque sabemos cómo hacerlo mejor y que también hay investigaciones que prueban que las familias que tienen niños son más felices. Entonces, son otros los incentivos, si quieren poner más ayuda a esos padres, que tiene que trabajar, bajar un poco más las horas laborales, programas no formales que lleven la educación al hogar. Hay una serie de medidas que se podrían tomar, pero es un tema muy importante en todo el mundo, ¿no? Con esta baja de la natalidad, vamos a llegar a un minuto en que no vamos a tener suficientes generaciones nuevas, pero no solamente por mantención, sino por crear, ser creadores de un Chile distinto, de música, de cultura, de todo lo que los chilenos hemos sido capaces de crear, nuestros fantásticos poetas”.
– ¿Qué piensa de propuestas como la universalización de la sala cuna?
– “Es un debate necesario. Pero quizás sería mejor ampliar el postnatal, como lo han hecho otros países, lo que ahorra recursos y beneficia la salud mental de madres, padres y bebés. Y junto a eso, ofrecer programas educativos a las familias, usando los medios de comunicación. El problema de fondo no es sólo de cobertura: es de qué tipo de infancia, de familia y de sociedad estamos promoviendo”.
– ¿Y qué opina de las regulaciones sobre las infancias trans?
– “A muchos se les olvida, se les olvida que lo que hablamos es el respeto al ser humano. Hablamos de respeto a las diversidades, pero se nos olvidan estas diversidades. La diversidad cultural, está bien, la diversidad de lenguas, pero también la opción o la realidad que tiene cada uno y su opción también es parte del crecimiento como sociedad que tenemos. Eso es parte de los temas valóricos que hay que favorecer”.