Necrológicas

Innovar es decidir el futuro

Por La Prensa Austral Miércoles 14 de Mayo del 2025

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La reciente visita del experto en innovación Tadashi Takaoka a Punta Arenas, en el marco del inicio del año gremial de la Cámara Chilena de la Construcción, fue mucho más que una charla técnica sobre ecosistemas de emprendimiento. Fue una invitación -urgente y lúcida- a que Magallanes se atreva a dibujar su futuro. No a esperar que se lo impongan desde Santiago ni a replicar modelos ajenos, sino a imaginar y construir su propio camino desde sus singularidades.

Takaoka no lo dice con dramatismo, pero su mensaje es claro: la innovación no es un lujo, es una necesidad vital para territorios extremos como el nuestro. Frente a desafíos estructurales -como la crisis climática, el aislamiento geográfico o la transición energética- , las regiones que sobrevivan y prosperen serán aquellas que cultiven su capacidad de innovar, que puedan experimentar, equivocarse, aprender y crear nuevas formas de desarrollo propias.

Y en ese proceso, Magallanes tiene ventajas irrepetibles. Su rol como puerta de entrada a la Antártica no puede ser replicado por ningún otro país. Su clima extremo obliga a soluciones logísticas y constructivas de vanguardia. Y su proyección como hub de hidrógeno verde representa una oportunidad histórica para liderar un cambio de paradigma energético. Pero nada de eso ocurrirá si no se transforma en una apuesta colectiva, en un sueño compartido y bien contado, como bien apunta el entrevistado.

Innovar, en este contexto, es más que aplicar tecnología. Es generar masa crítica, infraestructura, financiamiento y cultura colaborativa. Es construir espacios donde muchas voces puedan disentir, discutir y proponer. Es fomentar gremios que actúen como laboratorios de ideas, como “fuegos pacíficos”, capaces de interpelar al aparato público y proponer caminos que no están en los mapas.

El Plan de Zonas Extremas, que reconoce la necesidad de inversión diferenciada en territorios como el nuestro, debe ser aprovechado como una plataforma para concretar esas visiones. Pero sin participación activa y sin una narrativa ambiciosa que entusiasme, será apenas una suma de proyectos desconectados.

En tiempos donde nadie tiene certeza de hacia dónde va el mundo, Magallanes no puede quedarse esperando. Tiene que atreverse a ser protagonista, a equivocarse en grande, a soñar con ser más que una región remota. Como dijo Takaoka: “No se trata de que estemos todos de acuerdo, sino de friccionar y discutir para construir algo que valga la pena”. En esa fricción está el germen de todo futuro posible.

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