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Lucas Palacios Covarrubias, rector nacional de Inacap

“Chile está enfermo de prejuicios y eso impide tomar buenas decisiones en educación”

Domingo 18 de Mayo del 2025

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  • El representante de la casa de estudios advierte que el país prioriza el acceso a la educación superior sin medir sus resultados reales ni su impacto en el desarrollo. “Muchas universidades forman profesionales sin campo laboral”, indica.

 

 

Silvia Leiva Elgueta
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Lucas Palacios Covarrubias, rector de Inacap, visitó la Región de Magallanes en el marco del lanzamiento del Plan Estratégico 2025-2030, una hoja de ruta que define los ejes de trabajo de la institución cuyo objetivo es generar un modelo educacional enfocado en las reales necesidades del país. En conversación con El Magallanes, Palacios abordó los desafíos del sistema educativo chileno, la urgencia de priorizar la educación técnico-profesional y los cambios necesarios en el modelo de financiamiento.

– ¿Cuál fue el objetivo de su visita a Magallanes?

– “Vinimos a lanzar el Plan Estratégico 2025-2030 de Inacap, una institución que tiene presencia en todas las regiones del país a través de sus 30 sedes. Este plan responde a un contexto que el país enfrenta y que está compuesto por factores muy significativos. Uno de ellos es el cambio demográfico, que avanza a una velocidad impresionante. Otro es la necesidad de aumentar la productividad y el crecimiento económico para generar más oportunidades. También enfrentamos un cambio tecnológico sin precedentes en la historia de la humanidad. Esos elementos están incorporados en nuestro Plan Estratégico con medidas muy concretas en donde reconocemos el impacto que tiene Inacap en materia de descentralización productiva del país, en materia de movilidad social y en materia de instalar las capacidades que cada una de las regiones necesita para poder salir adelante generando oportunidades.

– ¿Cómo se trabajó ese plan desde las distintas regiones?

– “Cada una de nuestras sedes se vincula de manera directa con el sector productivo, con los servicios públicos y privados de cada región. Así se determina qué carreras son necesarias para el desarrollo de ese territorio. Nuestro compromiso no es sólo con la formación, sino con la empleabilidad futura de nuestros estudiantes, con que puedan ejercer en aquello que estudiaron y, además, que puedan quedarse trabajando en la misma región donde se formaron”.

“Un buen ejemplo es lo que ocurre aquí en Magallanes, donde el 92% de nuestros titulados se queda trabajando en la región y casi 9 de cada 10 lo hace en el área en la que se formó. Eso no es casualidad, es producto de una estrategia diseñada en función de las necesidades reales de cada zona del país”.

– Hay un debate instalado sobre el rol que juega la educación técnico profesional, teniendo en cuenta el sesgo de que tienes éxito si eres un profesional universitario. ¿Cuál es su visión, especialmente considerando la realidad de regiones como esta, con particularidades geográficas tan marcadas?

– “El problema que veo es que la sociedad chilena no es capaz de decidir respecto de las prioridades porque está enferma de prejuicios. Uno de los prejuicios es que para ser exitoso es necesario estudiar una carrera universitaria, eso es falso, para ser exitoso en la vida hay que buscar un camino para realizarse y florecer como persona y para eso hay distintas alternativas y un camino que es muy positivo es estudiar en la educación técnico-profesional, porque son carreras más cortas y son carreras que asumen de manera mucho más directa los cambios tecnológicos y las necesidades propias de cada región”. 

“Pero ese no es el único prejuicio. También tenemos prejuicios contra las mujeres que optan por carreras técnicas en áreas que han sido históricamente masculinizadas. En Inacap estamos enfrentando eso con acciones concretas, como becas específicas para mujeres en carreras ligadas a ciencia, tecnología, matemática e ingeniería. Nuestra experiencia nos demuestra que, en muchos casos, ellas se desempeñan incluso mejor que los hombres en esos ámbitos”.

“También hay prejuicios contra los inmigrantes. El mundo inmigrante ha sido capaz de resolver parte de la baja de natalidad que tenemos en Chile, por supuesto que tienen que ser legales, pero es una torpeza que en Chile, miremos con desdén a todos los inmigrantes porque ellos no solamente han ayudado a resolver un problema, sino que además se insertan de muy buena forma en el país y además son más productivos en algunas áreas, en algunos trabajos que los nacionales”.

“Inacap es una institución no selectiva, nuestras aulas y talleres replican el Chile real, con una diversidad que va desde el origen, el género, la edad. Y eso también es parte de nuestra tarea: formar personas en un entorno que refleje la realidad del país”.

– ¿Qué rol cree que debe jugar entonces la educación técnico profesional dentro del sistema educativo?

– “El rol de la educación en general es poder ser un puente entre el desarrollo de las personas y las necesidades que tiene la sociedad. Lamentablemente hemos visto que, al menos en la educación superior en Chile, le hemos puesto mucho foco en la equidad de acceso, pero poco en los resultados. Así, vemos que muchas personas estudian en universidades, salen con un título en la mano y no pueden ejercer porque no hay opciones laborales. A mí me parece que eso no es ético y entonces la educación técnico profesional a la que por normativa se le exige empleabilidad es aquella que está dando mayores posibilidades laborales de desarrollo futuro a las personas”. 

“Esto es una tendencia internacional, es decir, si tú vas a Europa o Estados Unidos, y te das cuenta cómo ha ido creciendo fuertemente la educación técnico profesional, porque es una educación que se adapta mucho mejor a los nuevos tiempos que la educación universitario tradicional. Con esto no quiero decir que no hay universidades que son muy buenas y por supuesto que las hay y son muy necesarias, pero no todas ellas, es importante por lo tanto exigirles resultados”.

– Habló de proyecto educativo. ¿Cuál es su visión sobre cómo se ha estructurado ese proyecto a nivel país?

– “Creo que hemos puesto la carreta delante de los bueyes. La educación más importante es la parvularia, después la básica, luego la secundaria y finalmente la educación superior. Pero el debate nacional está completamente concentrado en la educación superior, que es la etapa final del proceso”.

“En los últimos 30 años pasamos de tener 200 mil estudiantes en educación superior a casi 1 millón 300 mil. Sin embargo tenemos una productividad laboral estancada desde hace 15 años, vemos una subocupación que es la sobrecalificación de las personas que después no consiguen un trabajo para lo cual estudian o no pueden trabajar el número de horas que tiene disponibilizadas por ley para trabajar en aquello, que es equivalente a un 23% de la fuerza laboral”. 

“Entonces la pregunta es, ¿estamos poniendo el foco y los recursos del país en materia de educación superior allí donde el país lo necesita o allí donde lo han necesitado muchas instituciones para poder subsistir económicamente?”.

“Y para poder responder esa pregunta es importante hacer un análisis de más largo plazo, así como han hecho países desarrollados y han generado sistemas de incentivos para que las instituciones tengan todas ellas una muy buena calidad y sean todas pertinentes en aquello que dicten, ya sea universitarios o técnicos profesionales”.

“Lo que necesitamos es un sistema que promueva resultados, no sólo acceso”.

– ¿Y qué ocurre con el financiamiento? 

– “Creo que también es importante revisar el sistema de financiamiento de la educación superior desde un punto de vista sistémico. Y ahí hemos visto que todos los caminos conducen a la regulación de aranceles.

En materia de regulación de aranceles, el sistema técnico profesional ha corrido con desventaja respecto del sistema universitario. En la última fijación de aranceles, que acaba de concluir este año, el impacto negativo para la educación técnico profesional equivale a 61.500 millones de pesos, y el positivo para las universidades es de cerca de 36.300 millones de pesos, en circunstancias que la empleabilidad o las necesidades de Chile están en técnicos y técnicos profesionales, para los cuales hay un déficit entre 600.000 y 700.000 puestos de trabajo”. 

“En cambio, para muchas carreras universitarias, sobre todo para aquellas instituciones que no concitan un gran nivel de calidad, o aquellas que no hacen un ejercicio de prospección laboral, lo que están haciendo es dictar cursos que después sus estudiantes no van a poder ejercer en el futuro”.

-¿Por qué se produce aquello? 

– “Creo que el Ministerio de Educación ha estado permanentemente presionado por diferentes grupos de interés. Yo veo a un Ministerio de Educación buscando una visión de más largo plazo. Sin embargo, muchas instituciones están en una carrera loca por buscar su financiamiento de corto plazo. Pero ese no es el objetivo de la educación superior. 

Hay diversidad de eficiencia también en materia de administración de instituciones”.

“Eso también es importante, que estén sujetos a niveles de exigencia. Eso es lo ético, porque finalmente el objetivo de las universidades es dictar una carrera que después sus estudiantes les permita desarrollar como una trayectoria de vida. Eso es algo que no estamos viendo. Y finalmente logramos el objetivo contrario, que se frustren. Realmente logramos que se frustren y que no puedan ejercer aquello que, aunque con gratuidad, estudiaron durante años. En Chile una carrera universitaria, en promedio, demora 6,3 años en estudiarse. Eso es casi el doble de lo que se demora en un país desarrollado. Entonces uno se pregunta si los incentivos están bien puestos. Si estamos siendo eficientes”.

– ¿El proyecto Fes (Financiamiento para la educación superior) logra avanzar en alguna dirección?

– “Resuelve algunas cosas, pero profundiza otras. El problema es más grande, es sistémico. Y no podemos mirar el financiamiento sin considerar los aranceles regulados, que son los que están financiando la educación de los estudiantes más vulnerables. Además, el tema no se puede analizar desde una lógica inmediatista. El sistema educativo es un proyecto de largo plazo”.

“El problema es que estamos atrapados en una lógica del corto plazo. Nos cuesta mirar el futuro con claridad, incluso ver el presente con claridad. Y así es muy difícil tomar decisiones que realmente impacten en el desarrollo del país”.

– ¿Cómo ve el escenario político del país, sobre todo en clave presidencial?

– “Como rector de Inacap, no me corresponde entrar en ese debate. Pero sí espero que quien sea que asuma esa responsabilidad entienda que Chile necesita mirar la educación como un proyecto de largo plazo”. 

 

 

Ingeniero comercial, ministro, concejal y poeta

Lucas Patricio Palacios Covarrubias, 51 años, es ingeniero comercial. Realizó sus estudios primarios y secundarios en el Colegio Sagrados Corazones de Manquehue. 

Posteriormente ingresó a la carrera de ingeniería comercial con mención en empresas en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Además cursó una Maestría de Estudios Latinoamericanos, de la Universidad de Salamanca, España.

Entre octubre de 2019 y marzo de 2022 ejerció como ministro de Economía, Fomento y Turismo, bajo el segundo gobierno del Presidente Sebastián Piñera. Previamente se desempeñó como subsecretario de Obras Públicas, desde marzo de 2018 hasta octubre de 2019; fungiendo el mismo cargo durante la primera administración de Piñera entre 2012 y 2014.

Fue concejal de Puente Alto entre 2004 y 2011.

En agosto de 2015, publicó el libro Lunavela, el que contiene 94 páginas de poemas.

En octubre de 2022 asumió como rector de Inacap.

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