Necrológicas

Rosario Castellanos: leerla es despertar la conciencia femenina

Domingo 18 de Mayo del 2025

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Por Cristián Morales C.,
Librería Leo el Sur

 

 

¿Puede hablarse de una cultura femenina? Esa fue la provocadora pregunta que Rosario Castellanos se atrevió a formular en 1950, al presentar su tesis de maestría en Filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México. La pregunta no era solo académica: era un desafío al orden establecido. Hoy, ese texto visionario —reunido en el libro Sobre cultura femenina, publicado por el Fondo de Cultura Económica— puede encontrarse en Leo el Sur, en la Galería Palace de Punta Arenas.

Pero Castellanos no buscaba solo respuestas filosóficas. Su inquietud, profundamente actual, era la falta de reconocimiento que se les concedía a las mujeres en todos los campos del saber y la creación. Con lucidez crítica y valentía intelectual, se atrevió a desarmar los cimientos de una cultura construida desde y para lo masculino. No adornó el discurso: fue directo, incómodo y necesario.

Desde el inicio de su ensayo, Castellanos plantea la idea contundente de que la cultura ha sido históricamente androcéntrica: un espacio vedado, cercado por reglas invisibles pero férreas, en el que las mujeres eran extranjeras. De ahí surge la pregunta central de su reflexión: ¿cómo lograron ciertas mujeres —como Safo, Santa Teresa, Virginia Woolf o Gabriela Mistral— cruzar esa frontera vigilada y convertirse en creadoras? ¿Qué fuerza interior las impulsó a desafiar los límites de lo permitido y abrirse paso en un territorio que no les estaba destinado?

Aunque confiesa no sentirse del todo cercana a esas figuras, las observa con admiración y busca en ellas las claves que le permitan sostener su vocación literaria. En el fondo, Castellanos se pregunta por su propio destino: ¿tendré yo la fuerza suficiente para reclamar un lugar en el mundo de la cultura, siendo mujer en una época que no espera nada de nosotras?

Uno de los planteamientos más audaces de su tesis es que los hombres, históricamente, han buscado trascender a través de la cultura —escribiendo libros, pintando, creando ciencia—, mientras que las mujeres, en cambio, han encontrado esa continuidad en la maternidad. No se trata de una diferencia esencial, sino de una construcción cultural.

Sobre cultura femenina también derriba los mitos pseudocientíficos que sostuvieron la supuesta inferioridad intelectual femenina, al enfrentar con argumentos sólidos las ideas de pensadores como Schopenhauer, Nietzsche, Otto Weininger o J. P. Moebius, cuyo discurso aún resonaba en el México de los años cincuenta.

Rosario Castellanos fue mucho más que una escritora: fue una intelectual de mirada afilada, capaz de articular los malestares silenciados de su época. Su obra cruzó géneros —cuento, ensayo, poesía, teatro, periodismo— y siempre llevó consigo la inquietud radical de nombrar aquello que otros preferían ocultar. Su feminismo no fue de consigna, sino de pensamiento profundo: cultural, político y ético.

Su voz también se alzó en defensa de los pueblos originarios, no como objetos de estudio, sino como sujetos con historia, con voz y con derecho a narrarse desde su propia dignidad. En ese gesto —llamado por algunos “neoindigenismo”— también hay una voluntad de justicia, de reparación, de escucha.

Su figura, de apariencia serena, contrastaba con la intensidad de su pensamiento. De rostro ovalado, mirada aguda y estilo sobrio, Rosario Castellanos no necesitaba imponerse por su presencia física, porque bastaba con escucharla, con leerla, para comprender que su fuerza estaba en las ideas.

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