Necrológicas

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– Manuel Franco Medina Avilés

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– Fernando Mellin Sánchez

Pedze y el valor de transparentar y dialogar

Por La Prensa Austral Jueves 22 de Mayo del 2025

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Las recientes jornadas de participación ciudadana en Torres del Paine y Puerto Natales -y anteriormente en otras comunas- en el marco del Plan de Desarrollo de Zonas Extremas (Pedze), marcan un momento decisivo para el futuro de Magallanes. Más allá de los ajustes de calendario o los reparos iniciales del Consejo Regional, lo que importa hoy es que el gobierno regional ha reconocido una omisión importante y está corrigiendo el rumbo: abrir el proceso a las comunidades, escuchar las prioridades locales y estar dispuesto a introducir modificaciones sustantivas.

No siempre es fácil -ni común- que una autoridad en ejercicio reconozca que algo no se hizo bien desde el principio. El hecho de que esta participación no estuviera contemplada en la etapa final y que ahora se esté ejecutando con presencia territorial y con espacio para ajustes, no debe leerse como una debilidad, sino como una muestra de madurez institucional y voluntad política de enmendar y mejorar.

La incorporación de demandas como la extensión del gas hacia Cerro Castillo y la electrificación de Cerro Guido es una señal potente de que este no será un plan cerrado y ajeno a las verdaderas necesidades de quienes habitan los territorios más aislados de Magallanes. Modificar prioridades, como lo propuso incluso la alcaldesa de Torres del Paine al sacrificar un edificio público por acceso a servicios básicos, demuestra sentido común y enfoque ciudadano.

No se trata sólo de mejorar el listado de obras. Se trata de hacer que el Pedze -una de las inversiones públicas más ambiciosas que ha tenido la región en décadas- se traduzca en transformaciones reales y equitativas para todas las comunas y localidades, sin importar su tamaño o lejanía. Hablamos de una inversión que incluye aeropuertos, caminos, electrificación rural, centros de salud, infraestructura cultural, y que puede marcar un antes y un después en la calidad de vida en Última Esperanza y en toda la zona.

Este esfuerzo también exige una ciudadanía activa. Hoy no basta con observar; es momento de participar, proponer, priorizar. Que las comunidades sean protagonistas del desarrollo y no simples beneficiarias de decisiones tomadas desde Santiago o Punta Arenas. El plan gana legitimidad cuando se construye con la gente, y eso es justamente lo que empieza a suceder.

Aún quedan temas complejos por discutir, como la pertinencia de megaproyectos de dudosa ejecución futura. Pero incluso esos debates -como el del túnel bajo el estrecho o el trasvase del río Penitente- merecen ser dados con argumentos y con apertura. Porque lo más importante es que la región ha iniciado un proceso de diálogo sobre su propio futuro, y eso es, en sí mismo, una buena noticia.

La oportunidad está sobre la mesa. Lo que antes fue una omisión, hoy puede transformarse en una construcción compartida. Y eso, en política pública, no es poco.

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