Tejido, plantas y perseverancia: el camino emprendedor de Eugenia Muñoz Contreras
Desde su infancia en el campo y con las enseñanzas de su madre, Eugenia Muñoz Contreras desarrolló un vínculo profundo con las manualidades, en especial el tejido. A los siete años ya hilaba a palillos, y hoy, más de tres décadas después, su talento se ha transformado en un emprendimiento sólido y creativo que combina arte textil y naturaleza.
Eugenia lidera “El Punto de Encuentro Arte y Decoración” y “Brote y Nudo”, dos proyectos que nacieron de la autogestión, la perseverancia y el impulso familiar. “Mi emprendimiento comenzó en 2019, partimos vendiendo hilados e insumos para tejer, vendiendo mis tejidos. En plena pandemia hacíamos entregas a domicilio, fue un boom. Luego el negocio fue evolucionando”, recuerda.
Con el tiempo, Eugenia profundizó sus conocimientos en nuevas técnicas. Del tejido a palillo y crochet, bordado y con los años pasó al macramé, técnica que hoy define el sello principal de su marca. Esta evolución también se consolidó a través de la formación: actualmente dicta talleres en la tienda “Revés Derecho” de Zona Franca, tanto en formato de workshop como en clubes mensuales. “Son espacios donde la gente va, lo pasa bien, disfruta y aprende. Incluyen materiales y desarrollamos proyectos paso a paso”, explica.
El Punto de Encuentro se ha enfocado en los tejidos decorativos: pieceras, murales, lámparas y objetos que combinan lo textil con el diseño de interiores. Pero su espíritu emprendedor la llevó a ir más allá: “Siempre quise emprender, desde chica vendía cosas. Pero vender algo hecho por mí, con mis manos, era distinto. Me costaba creer que podía funcionar hasta que un día de la humorista Renata Bravo me pidió un suéter, lo mostró en sus redes y me llegaron 100 pedidos. Ahí empecé a creerme el cuento”.
Una segunda marca y
un proyecto familiar
En 2023 nació Brote y Nudo, una segunda línea de trabajo centrada en la venta de plantas naturales, suculentas, cactus y arreglos vegetales. “Complementa perfecto con ‘El Punto de Encuentro’ porque ambas son propuestas de decoración. Incluso muchas de mis plantas van en maceteros tejidos con macramé o trapillo, trabajados con colores cálidos y de tendencia”, comenta.
Este segundo emprendimiento es completamente familiar. “En Brote y Nudo trabajamos con mi familia. Nos repartimos las tareas: mi hijo pesa los sustratos, mi hija sella las bolsas, mi esposo me ayuda con la recolección y preparación de materiales. También investigamos juntos sobre fertilizantes, tipos de tierra, hacemos cursos. Ha sido una manera hermosa de trabajar en conjunto”, destaca.
Apoyo institucional
y visión a futuro
Eugenia ha sabido aprovechar diversas instancias de apoyo institucional. Su primer acercamiento al Fosis fue hace varios años, cuando aún tenía un emprendimiento de banquetería. “Con ese proyecto compré mis primeros equipos gracias a un fondo. Después postulé con El Punto de Encuentro a un proyecto de Sercotec y me adjudiqué $3.500.000. Luego volví al Fosis, ya con este emprendimiento consolidado, y también fui beneficiaria de otros fondos que me permitieron formalizar, comprar mobiliario e insumos”, detalla.
Además de las redes sociales —donde mantiene activas las cuentas de Instagram @elpuntodeencuentro__ y @broteynudo—, utiliza WhatsApp para atender pedidos y organizar sus talleres. Su comunidad de clientas la contacta desde distintas ciudades y su agenda se mantiene activa gracias al boca a boca y al esfuerzo constante por buscar nuevos espacios de visibilización.