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Pérdida de estudiantes en las escuelas públicas

Por La Prensa Austral Jueves 5 de Junio del 2025

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En los últimos quince años, más de 4.000 estudiantes han abandonado el sistema escolar público en la Región de Magallanes. La cifra es alarmante no sólo por su volumen, sino por lo que representa: un debilitamiento progresivo de la educación pública como proyecto colectivo, garante de igualdad de oportunidades y cohesión social. Hoy, con apenas 14.901 alumnos en sus aulas -comparados con los 19.049 de 2010-, el sistema público magallánico enfrenta una crisis que exige respuestas mucho más profundas que las ya ensayadas reformas administrativas.

Es cierto que la baja natalidad ha reducido el número total de niños y jóvenes en edad escolar, pero ese fenómeno por sí solo no explica el drástico éxodo hacia el sector particular pagado, que ha visto crecer su matrícula en un 76% en el mismo periodo. Esta migración silenciosa refleja una pérdida de confianza de las familias en la capacidad del sistema público para garantizar continuidad, calidad y estabilidad educativa. Las prolongadas paralizaciones, los problemas de infraestructura, la falta de innovación pedagógica y la sensación de abandono por parte del Estado han contribuido a esta fuga.

Peor aún, la implementación del Servicio Local de Educación Pública, que desde 2024 debía revitalizar el sistema, aún no logra revertir la tendencia. Y mientras algunas escuelas básicas se vacían casi por completo -como la Arturo Prat o la O’Higgins, con caídas de matrícula del 68% y 56% respectivamente-, sólo unos pocos liceos como el Luis Alberto Barrera o el Industrial Armando Quezada han mostrado signos de recuperación.

El problema, entonces, no es meramente administrativo. Es político, social y cultural. Implica repensar el rol que debe tener la escuela pública en territorios extremos como Magallanes, donde la dispersión geográfica, el clima y la realidad económica exigen una inversión diferenciada y sostenida. Pero también supone un cambio de mirada: la enseñanza pública no puede ser el último recurso de quienes no pueden pagar otra alternativa. Debe ser la primera opción por mérito propio, por calidad, por vocación pública.

Magallanes necesita una estrategia educativa regional que combine planificación demográfica, fortalecimiento docente, infraestructura digna y participación real de las comunidades escolares. Sin esto, la pérdida de matrícula no sólo continuará, sino que consolidará una brecha educativa cada vez más profunda entre quienes pueden elegir y quienes deben conformarse.

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