La guerra, el genio y la eternidad de Vargas Llosa
Por Cristián Morales Contreras
Librería Leo el Sur
El 13 de abril de 2025 nos dejó uno de los titanes de la literatura universal: Mario Vargas Llosa. A sólo semanas de cumplir 90 años, el maestro cruzó la frontera final dejando tras de sí una estela de personajes inolvidables, debates intelectuales y novelas que marcaron a generaciones. Premio Nobel de Literatura (2010), figura central del boom latinoamericano, lector voraz y espíritu polemista, Vargas Llosa convirtió la escritura en una forma de comprender —y a veces de desafiar— la realidad.
Su vínculo con Chile fue más que diplomático o literario; fue un lazo entrañable de amistad y complicidad narrativa. Aquí tejió afectos con José Donoso y Jorge Edwards. Aquí también, como en tantas otras geografías de habla hispana, encontró lectores apasionados que lo siguieron desde La ciudad y los perros hasta Tiempos recios. Y aquí, en Leo el Sur, su obra permanece viva.
Entre sus libros más potentes, La guerra del fin del mundo (1981) se alza como una de las cumbres de su imaginación histórica. Ambientada en el sertón (desierto) brasileño del siglo XIX, la novela nos traslada a Canudos, donde el líder místico Antônio Conselheiro, armado de fe, hambre y palabra, guía a los desposeídos en una rebelión que el poder no supo —ni quiso— comprender. La historia es real, pero bajo la pluma de Vargas Llosa se convierte en una sinfonía feroz sobre la fe, la política, el fanatismo y la tragedia humana.
Leer esta novela es enfrentarse con preguntas incómodas: ¿cuánto de lo que creemos es verdad? ¿Dónde termina la razón y comienza la locura colectiva? ¿Cuándo la justicia se convierte en masacre? A través de personajes como el periodista miope —observador inseguro, casi ciego ante el abismo— o el propio Conselheiro, Vargas Llosa expone la fragilidad de nuestras certezas.
La guerra narrada por Vargas Llosa no es sólo la de fusiles y trincheras, sino la guerra interna de cada lector. La guerra entre la fe y la razón. Entre la historia y su relato. Entre la humanidad y su sombra.
¿Cómo honrar a un maestro como él? Leyéndolo. Volviendo a sus libros con la pasión del primer encuentro. Y quizás, regalándolos, compartiéndolos, discutiéndolos, como se discute con un viejo amigo que aún tiene algo que decir.
En Leo el Sur, en la Galería Palace (segundo piso), su obra espera. La guerra del fin del mundo, Conversación en la Catedral, La tía Julia y el escribidor y tantas más. Que su genio no quede en el luto, sino en la lectura viva.
Porque mientras lo leamos, Vargas Llosa no se ha ido. Sólo ha cambiado de trinchera.