Cajón de sastre
Suele ocurrir. En una obra que nos llama la atención hay un fragmento, a veces un breve retazo que nos conmueve más que el resto, que nos deja entre atónitos y emocionados.
Marcel Proust exploró con lúcido escalpelo el efecto que a él le provocaba una frase musical, ciertos compases de la sonata de Vinteuil.
Más profanamente, cualquiera de nosotros puede hacer también una lista de esas frases que en mi caso -área literaria- nos causan una honda inquietud, entusiasmo, desazón o simplemente emoción al límite.
El libro La Historia en Frases, de Hernán Del Solar, influyó en mí desde niño tanto como el sarampión, Misael Escuti, la radio a pilas, la estufa Comet o la Sofía Loren.
Aunque las frases célebres, llamadas también máximas o sentencias, están preñadas los más variopintos significados no dejo de preguntarme, ¿qué pasa con aquellas frases que por no ser célebres se han perdido en la noche de los tiempos?
¿Acaso no tienen derecho a ser incluidas en modesta antología?
He aquí un puñado de estas citas que -injustamente- no pasaron a la historia.
Por ejemplo, es increíble la cantidad de operaciones, artificios y experimentos a que apelan las mujeres con tal de verse más jóvenes.
Aquellas cuyo bolsillo (cartera) no les alcanza para la cirugía plástica, optan por el bótox.
En fin, de tanto quitarse la edad, conozco a una mujer que murió de puro joven.
EN TORNO A LA POESIA
La poesía es un género literario que expresa sentimientos, ideas o historias de forma estética y bella, utilizando el lenguaje de manera particular, a menudo con recursos como el ritmo, la rima y la metáfora. Puede manifestarse en verso o en prosa, y su objetivo principal es evocar emociones y crear una experiencia estética en el lector u oyente.
A mí me encanta la gente que escribe poesía. Tal vez porque no es mi fuerte, pero disfruto leyéndola.
Hace como dos semanas conocí a un tipo que escribía poesía en su “horas libres”.
Una lástima que estuviera preso.
DE MI BITACORA FILOSOFICA
Si no fuera por la realidad, yo estaría muy bien.
¡QUE POCO SE LEE EN CHIE!
En Francia un escritor promedio lee 12 libros al año.
En Argentina, alrededor de cuatro.
En Chile no hay cifras, pero…
En el 40 por ciento de los hogares de nuestro país hay menos de diez libros. Sólo en un 8 por ciento hay más de cien textos y apenas en un 2 por ciento hay sobre 500 ejemplares.
Lo más triste de la escasa lectura es que se suele caer en incongruencias irremisibles.
Por razones de trabajo la semana pasada compré un Reglamento de Ventas a crédito
y me lo vendieron al contado.
– Un fanático es un tipo que no sólo no quiere cambiar de opinión. Tampoco quiere cambiar de tema. (Gonzalo Winter)
– Las observancias religiosas relacionadas con fiestas y ayunos cumplen rigurosamente: los ricos celebran las fiestas y los pobres el desayuno. (André Jouffé)
– Los que dicen que duermen como una guagua, por lo general no tienen guagua. (Jorge Dalidet)