Iglesia de Magallanes: transparencia y sanación
En nuestra edición dominical, el obispo de Punta Arenas, Oscar Blanco, rompió su aparente reserva pública para expresar con voz firme una reflexión profunda: la Iglesia debe entender el dolor y la vergüenza de quien carga con acusaciones de abuso, y tiene el deber moral de enfrentar la crisis con humildad, diálogo y reparación real.
Blanco no esquivó el tema. Vivió de cerca la experiencia de ser etiquetado como “pedófilo” en la calle. Sabe que estas acusaciones calan hondo y marcan una exigencia de transparencia inmediata. La Iglesia no puede permitirse respuestas tibias ni dilatorias. Debe confrontar sus fallas, escuchar sin reservas, y entregar cuentas reales .
Reconoce que, durante décadas, prevaleció una cultura clericalista, donde la jerarquía permanecía impune. Hoy, son los fieles -laicos informados y empoderados- quienes han levantado la voz, exigiendo protocolos claros, responsabilidad efectiva y el fin del encubrimiento. El rol activo de la comunidad es hoy imprescindible para reconstruir credibilidad.
Más allá de los símbolos, el obispo Blanco aboga por una reparación personalizada. “¿Qué hago por las víctimas?”, pregunta. Su propuesta: acompañamiento profesional, apoyo psicológico y cercano, que aborde el dolor real de aquellos afectados y no se limite a gestos formales.
La confesión de Blanco no es retórica: “Jamás me cuestioné mi vocación” pese a la tormenta. Su capacidad para acompañar víctimas con honestidad lo describe como un obispo que no se esconde, sino que enfrenta, escucha y actúa. Es este compromiso silencioso el que puede empezar a reconstruir puentes de confianza para una comunidad herida.
En otro ámbito, como lo es el caso de Fide XII, el obispo tampoco eludió las responsabilidades administrativas. Reconoce que la Fundación asumió más de lo que pudo sostener, y que el modelo debe replantearse. Se busca enfocar los recursos en aspectos esenciales: la gestión escolar (como en Porvenir), terminar con déficits previsionales y garantizar proyectos de largo plazo.
Así, en la entrevista Monseños Oscar Blanco entregó un mensaje desafiante y renovador respecto de los casos de abusos sexuales en la Iglesia: ésta debe asumir con valentía dos grandes exigencias. Por un lado, transparencia total, con protocolos en acción y justicia sin demora; y, por otro, acompañamiento sensible, que ponga a las víctimas en el centro desde la reparación emocional y relacional.
Adicionalmente, dijo que la Iglesia de Magallanes deberá reestructurar su gestión en áreas como Fide XII y el Colegio María Auxiliadora, para operar con coherencia, eficacia y responsabilidad social.
Este obispo “callejero de la fe” señala que una jerarquía dispuesta a rendir cuentas, con la escucha puesta y el foco de la acción puesta en los más vulnerables, puede iniciar una reconstrucción creíble de su misión. Porque la fe no se sostiene sólo con rituales: se mantiene viva cuando camina al lado del dolor y comparte la carga. Que esta entrevista no pase inadvertida, sino que sea el inicio de un proceso de reconciliación con la comunidad, con la verdad, y con la dignidad de las víctimas.




