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Punta Arenas en la encrucijada: ¿heritage o hormigón?

Por La Prensa Austral Lunes 23 de Junio del 2025

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En la emblemática Avenida Colón, donde aún persiste un valioso empedrado construido por inmigrantes croatas a inicios del siglo XX, se cierne una decisión crucial para la comunidad de Punta Arenas. Por un lado, el Club Croata argumenta que ese empedrado representa una huella histórica y cultural indelegable -signo del trabajo y la identidad de una comunidad que marcó el desarrollo urbano local- y ha exigido su preservación frente a los planes de pavimentación. Por otro, el Serviu, amparado por el Programa de Pavimentación Participativa del Minvu, sostiene que la intervención en esa vía con un contrato entre diciembre 2024 y mayo 2026- es urgente para mejorar la calidad de vida urbana y la seguridad vial de los vecinos.

Frente a este dilema, la postura del Serviu parece equilibrada: ha ofrecido tres alternativas -concretar el proyecto en hormigón, conservar 42 m² con carácter testimonial o postergar toda intervención por dos años para rediseñar una propuesta conjunta- otorgando espacio a la reflexión comunitaria, siempre sujeta al aval de Contraloría. No obstante, el planteamiento del Club Croata va más allá de una simple franja testimonial: buscan que el empedrado se mantenga de forma continua y se proyecte su recuperación real, no sólo simbólica.

Este momento exige superar la lógica del “o esto o lo otro”. La intervención urbana no debería sacrificar elementos de identidad comunitaria, ni el patrimonio debe paralizar el progreso del entorno barrial. La verdadera solución es aquella que incluya una revalorización activa: conservar y restaurar el empedrado, incorporándolo al nuevo pavimento mediante un diseño consciente que integre historia y funcionalidad urbana, sin demorar indefinidamente las mejoras necesarias.

Así, la propuesta debería ser la firma de un acuerdo tripartito entre municipio, Serviu y Club Croata, que garantice la conservación in situ de un tramo significativo de empedrado original, con mantenimiento y puesta en valor histórica. También que asegure el avance simultáneo del mejoramiento en hormigón en el resto de la calle, priorizando la seguridad de peatones, ciclistas y tránsito local. A la vez, se requiere elaborar un plan de restauración patrimonial, financiado y acompañado por el Minvu, que integre señalética histórica y espacios de apreciación cultural.

De esta manera, Punta Arenas avanzaría hacia el siglo XXI sin borrar su memoria, estimulando el bienestar vecinal y fortaleciendo la ciudadanía a través de un proyecto que estremece raíces y abre ventanas al futuro. Dejar espacios vacíos -ni empedrado desatendido, ni pavimento útil- no resuelve nada. Lo verdaderamente valioso es hallar un camino intermedio, donde la identidad patrimonial no sea un obstáculo al progreso, sino un eje para construirlo.

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