Necrológicas
  • – Héctor Jorge Castillo Ortiz

De Eliana a María Soledad: el viaje de ser ingenieras en el fin del mundo

Por La Prensa Austral Sábado 28 de Junio del 2025

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Donde el viento parece dictar su ley, dos mujeres decidieron cambiar la historia: Eliana y María Soledad. Ambas, nacidas en Magallanes, soñaron -y actuaron- donde no había referentes, donde la ingeniería parecía reservada para otros. En el Día Internacional de la Mujer en Ingeniería, que se celebró el 23 de junio, sus legados iluminan el presente y son una brújula hacia el futuro.

El pasado tiene nombre y apellido: Eliana Hernández Tapia. Nacida en 1926 en Punta Arenas, su historia no comienza en aulas universitarias, sino en un hogar marcado por la dedicación familiar. Pero incluso entonces, su anhelo de crecimiento personal no se apagó. En 1966, cuando la mayoría de las mujeres de su generación no se planteaban entrar a una carrera técnica, Eliana ingresó a Ingeniería Química en la entonces Universidad Técnica del Estado, sede Punta Arenas. Su paso fue firme: cuatro años, ningún ramo reprobado y una carrera profesional que la llevó a ser la primera mujer trabajando en terreno para Enap Magallanes en la década de 1970. Su trayectoria fue una prueba viviente de que el género no define los límites: las mujeres también pueden destacarse en el petróleo, en las plataformas y en los escenarios más desafiantes.

Hoy, el premio “Eliana Hernández Tapia” -creado por las Académicas de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Magallanes (AFI)- honra ese espíritu pionero, reconociendo a mujeres egresadas que destacan por su liderazgo y compromiso. No es sólo un galardón: es una semilla de futuro plantada en tierra patagónica.

El presente lleva el rostro de la Dra. María Soledad Astorga España. Porvenireña, estudiosa de la contaminación marina cuando apenas se hablaba del tema, fue la primera doctora de la Umag, primera decana mujer de la Facultad de Ciencias y primera profesora titular de la institución. Su historia no se limita a acumular hitos pioneros, sino que reescribe el significado del desarrollo científico desde los confines del mundo. La Dra. María Soledad ha formado generaciones, creado programas de postgrado, gestionado infraestructura y escrito ciencia desde la Patagonia para el mundo. En tiempos de brechas, ella construyó puentes, laboratorios y redes. Su trayectoria demuestra que investigar, enseñar y liderar desde regiones también es hacer soberanía.

En la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Magallanes, estamos convencidos de que no se trata sólo de sumar más mujeres a la ingeniería. Se trata de garantizar su permanencia, su crecimiento, su liderazgo. Creamos espacios como AFI para que nuestras académicas se encuentren, se apoyen y articulen una visión común. Incorporamos la perspectiva de género en nuestras políticas, buscamos financiamiento para proyectos liderados por mujeres y promovemos el trabajo interdisciplinario como vía de innovación.

Este 23 de junio no sólo celebramos a las ingenieras. Reconocemos que, sin mujeres como Eliana o María Soledad, nuestras aulas estarían más vacías, nuestras búsquedas intelectuales menos diversas, nuestros horizontes más estrechos.

Porque soñar no debe tener barreras. Porque ser ingeniera en el fin del mundo también es cambiar el mundo.

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