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Formación, compromiso y vocación

Egresadas de la Umag harán voluntariado en Honduras

Sábado 5 de Julio del 2025

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  • Fani Haro y Rocío Barría, recién tituladas de Terapia Ocupacional, enfrentarán su primer desafío profesional como voluntarias en una organización internacional dedicada al cuidado de la niñez vulnerable.

 

La etapa posterior al egreso universitario suele marcar un punto de inflexión para quienes inician su camino profesional. Para Fani Haro Vera y Rocío Barría Vera, tituladas recientemente de la carrera de Terapia Ocupacional de la Universidad de Magallanes, esa transición no sólo implicará el ejercicio autónomo de su disciplina, sino también un compromiso social que las llevará hasta Honduras.

Ambas se incorporarán como voluntarias a la organización Nuestros Pequeños Hermanos (NPH), entidad que ofrece programas de protección integral a niños, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad en América Latina y el Caribe. Desde esa experiencia, esperan no sólo aplicar sus conocimientos, sino también expandir sus habilidades y miradas en un nuevo contexto cultural y clínico.

“Con mi compañera estamos súper emocionadas de emprender este viaje, que va a ser muy enriquecedor en cuanto a nuestros conocimientos”, apuntó Fani Haro, quien añadió que la formación universitaria les entregó una base sólida. “Es ir a desarrollarnos allá, donde vamos a estar, y principalmente ganar experiencia”.

Para Rocío Barría, el voluntariado representa una oportunidad de afianzar la confianza profesional en un contexto de autonomía real. “Desde nuestra profesión vamos a ir a ejercer y a aprender nuevos conocimientos para después volver a Chile y poder ejercerlos acá”, enfatizó. También reconoció que enfrentarán desafíos nuevos al no contar con el acompañamiento directo de tutores, como ocurre en las prácticas universitarias: “En este caso vamos a estar solas”.

Las jóvenes egresadas se integrarán a un programa residencial en Honduras, donde sus funciones incluirán la evaluación e intervención directa con niños, niñas y adolescentes, además del seguimiento y reevaluación de los procesos terapéuticos. Este enfoque coincide plenamente con lo aprendido durante su carrera en la Umag, lo que, según ambas, les entrega seguridad para desenvolverse profesionalmente en el extranjero.

Más allá del aprendizaje técnico, el voluntariado también será una plataforma para desarrollar autonomía, empatía, habilidades comunicativas y trabajo en equipo. “Va a ser una gran oportunidad tanto para el crecimiento desde el ámbito profesional como del personal”, afirmó Rocío.

La organización Nuestros Pequeños Hermanos, presente en nueve países de América Latina y el Caribe, ha abierto espacios para que jóvenes profesionales de distintas disciplinas colaboren en sus centros de atención, aportando con su formación y, al mismo tiempo, formándose en terreno.

Tanto Fani como Rocío destacan que fue precisamente la formación recibida en la Umag la que les permitió dar este paso. “Los docentes nos entregaron herramientas fundamentales, no solo en lo técnico, sino también en lo humano y ético”, coincidieron.

La organización Nuestros Pequeños Hermanos cuenta con presencia en nueve países de América Latina y el Caribe, y trabaja en favor de la niñez vulnerable a través de programas de cuidado, educación y acompañamiento integral.

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