Lama Guanicoe
En un viaje realizado el año pasado por la isla Tierra del Fuego y por las pampas que dan hacia el Atlántico, tuve el privilegio mientras conducía por la carretera, de apreciar en toda su magnitud un guanaco de color blanco, casi dejándolo atrás por la velocidad que llevaba en el móvil, me detuve y no lo pensé dos veces en retroceder y acercarme lo que más pude con el lente de mi cámara. Este ejemplar, macho adulto, no se asustó ante mi presencia, manteniendo respetuosamente una distancia adecuada para poder interactuar en conjunto mientras el ungulado pastaba tranquilamente. Antiguamente y por sobre todo para los pueblos nativos las especies que sobresalían fuera de su color natural y manifestaban en su pelaje un color blanco, era motivo en algunos casos de “señales divinas” o “símbolos sagrados” que promovía el buen hacer en el futuro de sus desplazamientos, cacerías y abundancia en general, especialmente de los pueblos nómadas. Existe evidencia que incluso muchos pueblos nativos y prehistóricos, se fueron convirtiendo en nómadas justamente por seguir los tránsitos de estos cuadrúpedos, que, buscando buenos pastos, emigraron siempre hacia el Sur en la medida que los cambios climáticos eran más rigurosos y escasos de alimentos, contribuyendo en cierta medida al desplazamiento del ser humano en su épica migración recorriendo los infinitos parajes de América.
En nuestro país tanto las llamas, alpacas, vicuñas y guanacos forman el grupo de los llamados camélidos sudamericanos. Estos animales se registran desde hace millones de años en Sudamérica, y por lo tanto forman parte de la fauna autóctona de esta. Del total de especies de camélidos sudamericanos, dos de ellas son domésticas: la llama y la alpaca, que se destacan en su presencia en el norte de Chile al igual que la vicuña, esta última especie y el guanaco en cambio son silvestres. El guanaco abunda en la Patagonia y sus amplias pampas, que, sin ser altiplánicas, por sus características latitudinales obviamente se asemejan mucho a espacios naturales del altiplano, sin serlo, pero si asociado a vegetación característica de la puna atacameña y de las grandes montañas del centro de Chile.
En lo que respecta a nuestra región, por siempre el guanaco ha sido muy emblemático desde el punto de vista de su avistamiento por parte de las visitas, en el ámbito del turismo y por su permanente y fácil encuentro en los caminos en que circula, por algo es considerado el mamífero más grande existente en nuestro país. Estos avistamientos especialmente en el Parque Nacional Torres del Paine, aunque hoy en día hay que destacar que en varios puntos de la Ruta 9 entre Punta Arenas y la comarca de Ultima Esperanza se pueden encontrar grupos que se han trasladado más al sur de lo que no eran muy frecuentes, deleitan a grandes y chicos con sus rostros amigables, grandes pestañas y simétricas mascadas mientras degustan de los deliciosos y abundantes pastos que ellos mismos con su presencia van regenerando en el suelo que frecuentan y forman parte de sus circuitos estacionales. En esta época invernal, se agrupan y realizan pequeñas migraciones a las tierras menos abatidas por la nieve y el hielo, principalmente frecuentando las periferias de los grandes lagos de la región que son los que influyen en sustentar un cierto grado de regulación del clima invernal.
Otro peligro para los guanacos son los frecuentes ataques de su máximo predador que es el puma y que muchas veces por el tamaño y su manera de defenderse, el felino siempre evalúa y decide el momento más frágil de una manada o de alguno de ellos, enfermos y débiles. Los diferentes estudios de su comportamiento como así también su incidencia en los entornos que viven, han demostrado con creces el gran significado de ser considerado un verdadero jardinero natural, por su capacidad para ayudar a la regeneración del bosque esclerófilo, ecosistema de la zona central altamente degradado por la acción humana y la megasequía, es así como nuestro guanaco está siendo valorizado en cuanto su servicio ecosistémico, podrá de esta manera ayudar a la recuperación de suelos y paisajes que siempre le pertenecieron, hoy día se habla de reintroducir, más bien poner en valor de lo que fue y de ahora en delante de lo que será.




