Necrológicas

“Me encantaría un auditorio que pueda tener conciertos para 200 personas”

Lunes 14 de Julio del 2025

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La antigua casona de Avenida Bulnes 345 tiene tanta historia como la misma Punta Arenas. Seguramente, ninguno de los músicos estudiantes, que a diario ensayan en las diferentes salas, sospechan que en ese inmueble funcionó una herrería. O que sirvió de refugio a perseguidos políticos durante la dictadura. Así que donde antes sonaban herramientas, maquinarias y motores, ahora se escuchan violines, pianos y voces.

Por lo menos así ha sido en los últimos 35 años, desde que el Conservatorio de Música de la Universidad de Magallanes comenzó a funcionar en este espacio que la casa de estudios adquirió en 1977, y donde hubo oficinas y funcionó el Pensionado. El estilo sí, se mantiene a pesar del tiempo. Más de tres décadas en las que muchos de los que ingresaron en una edad formativa, hicieron el recorrido completo y ahora se encargan de formar a los músicos. 

Un canto de historia

Gonzalo Fernández Muñoz lleva la batuta en la dirección del establecimiento y expone las actividades con las que se celebrará este especial aniversario. “Empezamos en el verano, con talleres gratuitos, con más de 200 estudiantes inscritos. Tuvimos conciertos de gala en marzo, visitas de especialistas y ahora estamos preparando un documental histórico a cargo del cineasta Diego López, en el que estamos rescatando la historia, desde que era una herrería de la familia Fleury en 1930, cuando se construyó esta casa y analizando también su importancia patrimonial, de una casa de construcción chalet que está en perfecta mantención interna. Y de la época del pensionado, hubo estudiantes que estuvieron escondidos en el entretecho en la época de la dictadura”, recordó Fernández sobre este trabajo audiovisual, que pudo haber tenido su estreno el próximo 18 de julio, “pero como recién pudimos contactarnos con la familia Fleury que vivía acá, están saliendo más cosas que queremos investigar más y por eso queremos darle más tiempo”.

Otra de las actividades será el concierto de estudiantes, programado para el 2 de agosto en el auditorio Ernesto Livacic, que se suma al de piano realizado hace algunas semanas en el Club de la Unión, y las presentaciones para niños en edad preescolar, los llamados “Conciertos Arrurrú”, un acercamiento primario al mundo de la música y el sonido de los instrumentos.

Vínculo permanente

Actualmente hay 104 estudiantes, la cifra más alta de matrícula, lo que se ve “desde que en 2022 se inició la revitalización del Conservatorio con un proyecto del ministerio. Se aprecia en las matrículas, en un edificio renovado, en un cuerpo docente que también es más grande. Y hemos tratado de hacer hartas actividades para tener más vinculación con la comunidad”.

Instrumentos clásicos de música docta como las cuerdas y el piano, se combinan con otros como la guitarra clásica, más la incorporación de bajo eléctrico, más la cátedra de contrabajo. “También tenemos un taller de jazz que funciona los sábados y este año abriremos la cátedra de guitarra eléctrica. Es una apuesta que estamos queriendo integrar, de acuerdo a lo que se ve en la ciudad. Hemos formado muchos violinistas, contrabajistas, que ya son músicos; nuestra profesora de piano, Pilar Delgado, estudió toda la vida acá, se fue a Polonia, sacó Interpretación Superior en piano y ahora hace clases acá. Todos los profesores tienen un alto compromiso con el Conservatorio y la universidad”, subrayó.

Con la misma institución hay un crecimiento conjunto, pues los estudiantes de Pedagogía en Educación Musical tienen un 50% de descuento en el arancel. “Tenemos dos profesores que son estudiantes de último año, son licenciados en educación, y vienen a hacer clases iniciales de violín, piano. Nosotros también vamos a la universidad a hacer charlas y si hay un concierto de la orquesta con invitados, igual los llevamos”.

El Conservatorio cuenta con catorce docentes y tres funcionarios, y niños desde los 5 años hasta adultos en clases de piano, “pero el fuerte son los estudiantes de entre quinto y cuarto medio”.

El proceso de admisión comenzará el segundo semestre, incluyendo guitarra eléctrica y bronces, corno, oboe, flauta traversa, canto grupal, iniciación al violín, iniciación a la orquesta.

Un sueño que aún no es plan

La antigua casona tiene el rango de “Interés patrimonial” en el Plan Regulador, lo que impide que se le ejecuten cambios en la fachada, aunque sí de manera interna. “Lo que hemos hecho es cambiar el piso, se pintó la casa, se arreglaron algunas ventanas, una aislación sonora en la sala de batería, siempre pensando en mantener. Tuvimos una conversación con el arquitecto Dante Baeriswyl, que estaba impresionado por el buen estado del edificio y la conservación de los materiales originales”, valoró Fernández.

Pero el creciente interés por matrículas hace que el espacio se haga pequeño. Y al observar el patio trasero, surge la inquietud de ampliar la infraestructura. “Sería increíble. El patio, de hecho, fue revitalizado a fines del año pasado, con un proyecto de especies de la Patagonia, que fueron plantadas y quedó súper lindo. Pero a mí me encantaría tener un auditorio, en el centro de la ciudad, acomodado para la música, conciertos para 200 personas, es un sueño muy personal, pero el ideal es que la casa siga en pro de la cultura”, finalizó Fernández, que agradeció al equipo del Conservatorio y de la universidad, por el apoyo “para mantener y rescatar la cultura musical de la región y otorgando creación artística”.

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