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Antártica: una responsabilidad de hoy, no del futuro

Por La Prensa Austral Lunes 4 de Agosto del 2025

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Chile tiene la oportunidad, y la obligación, de ser un actor de primer orden en la gobernanza y protección del continente antártico. Así lo ha dejado claro el profesor Luis Valentín Ferrada, director del Programa de Estudios Antárticos de la Universidad de Chile e investigador del Instituto Milenio Base, quien, en una entrevista publicada este domingo en El Magallanes, advierte que nuestra presencia antártica debe entenderse como un desafío actual y permanente, no como una ambición lejana.

La Antártica no es sólo un laboratorio natural para la investigación científica. Es también un espacio geopolítico, jurídico y ambiental donde se juegan intereses globales y donde Chile, gracias a su ubicación y capacidades, tiene una responsabilidad irrenunciable. Esa responsabilidad comienza, como recuerda Ferrada, por el control efectivo de los accesos al continente blanco. La llamada jurisdicción portuaria es una herramienta estratégica: permite a los Estados, como Chile, ejercer autoridad sobre las expediciones que parten desde su territorio hacia la Antártica. Así se evidenció en el reciente caso del piloto estadounidense que voló sin autorización a la isla Rey Jorge y fue detenido por autoridades chilenas. El silencio internacional tras el reporte oficial de Chile en la Reunión Consultiva del Tratado Antártico no fue casual: fue un reconocimiento tácito de la validez y eficacia de nuestra jurisdicción.

Pero la soberanía y la proyección antártica no se afirman sólo con actos administrativos. Requieren también de una política de Estado coherente, de largo plazo y transversal a los gobiernos de turno. La experiencia exitosa del rompehielos Viel, iniciado bajo un gobierno y continuado por otros, es una muestra concreta de lo que se puede lograr cuando prevalece el interés superior del país. Lo mismo debe ocurrir con la modernización del aeródromo y el muelle en Bahía Fildes o con el desarrollo de la Base Científica Luis Carvajal.

El auge del turismo antártico, con más de 120.000 visitantes anuales, es otro desafío urgente. La diversificación de actividades y la concentración de visitantes en zonas frágiles incrementa los riesgos ambientales y de seguridad. Chile debe reforzar su liderazgo para influir en la elaboración de normas internacionales que regulen adecuadamente esta actividad y garanticen una actividad turística responsable, respetuosa del medioambiente y acorde a las capacidades de respuesta del Estado.

Sin embargo, como bien enfatiza Ferrada, ninguna estrategia antártica será sostenible si no va acompañada de educación. El conocimiento y la valoración del continente blanco son prácticamente inexistentes en el currículum escolar chileno. La Antártica debe ocupar un lugar relevante y permanente en la enseñanza obligatoria. Desde Arica al Cabo de Hornos, los estudiantes chilenos deben reconocerla como parte esencial de nuestro territorio y de nuestra identidad nacional. No basta con ferias científicas o actividades extracurriculares: es urgente una integración formal y transversal de contenidos antárticos en las aulas. “No se puede querer lo que no se conoce”, señala Ferrada con razón.

La Antártica no es el continente del futuro. Como afirma el académico, es el continente del presente. Cada decisión, cada inversión y cada política pública que Chile implemente hoy en relación con la Antártica contribuirá a consolidar nuestra posición como potencia antártica, pero también a preservar uno de los ecosistemas más frágiles y vitales del planeta.

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