La edad madura
Llegar a la edad madura -que según los expertos se inicia a los 50 años- tiene sus ventajas. Si usted está en esa edad en que ante la disyuntiva de dormir una siesta o salir con una mujer cuya compañía puede terminar en un motel, opta por lo primero…le tengo algunas sorpresas. Debe usted mirar el vaso medio lleno. Sí, señor…pasar los 50 años tiene sus ventajas. Vamos viendo:
Le importa una mierda el currículum.
Si se pierde en el mar, puede usar la cabeza como reflector.
Si es parte de un grupo de rehenes será usted de los primeros en ser liberado.
En el micro o en el Metro le ofrecerán el asiento.
Las articulaciones pronostican el tiempo mejor que los meteorólogos.
¿Ve que no todo es tan malo?
Eso sí, una advertencia. Debe tener en cuenta que a esta edad se puede vivir sin sexo, pero no sin lentes.
Y otra advertencia: no gaste todo el dinero que tiene ahorrado en el banco, porque se han dado casos de personas que han sobrevivido a su dinero.
La llamada tercera edad tiene sus ventajas. Como dice la canción: I’m glad I’m not young anymore. (me alegro de haber dejado de ser joven) ¿Por qué no?
A esta edad podemos empezar a poner en práctica eso que llaman experiencia. Y sáquense de la cabeza eso de que con la edad viene la falta de energías. En lo sexual, puede ser…pero en lo concerniente a otras tareas la mente sigue en estado de ebullición. Fíjense que en una ocasión, el empresario italiano Favrizio Lévera me dijo una cosa muy cierta:
– ¿Cómo podría morirme teniendo un compromiso?
Cierto. Uno no se muere nunca cuando tiene un compromiso.
Sabemos que Lévera murió a edad muy avanzada. Yo asistí a su cumpleaños número ochenta y tantos…No sé qué edad exactamente cumplía pero el hecho es que tuvieron que tirar la torta a un río para poder apagar las velas.
Antes de que me olvide, una digresión. Para llegar a vivir los cien años de edad, nada mejor que cuidarse mucho cuando cumpla los 99.
Sigamos. Con lo dicho hasta aquí, no pretendo hacer una apología de la senectud o de la simple vejez.
No se trata de andar celebrando la llegada de la Tercera Edad, pero tampoco se trata de andar tapando arrugas, hacerse implante de pelo o hacerse una liposucción para desmentir el inexorable paso del tiempo.
Si quiere un consejo, se lo doy sin eufemismos. Preocúpese de su edad el día en que su cirujano plástico le diga:
– A partir de ahora, arréglesas por su cuenta.
Ahí habrá llegado la hora de empezar a preocuparse…
Y finalmente, confórmese que esta es la única edad en que uno puede silbar mientras se lava los dientes.




