“Los partidos se mueren cuando se quedan sin ideas, no necesariamente cuando se quedan sin parlamentarios”
Tomás Ferrada Poblete
Corresponsal en Santiago
En esta conversación con El Magallanes, donde repasa su militancia, el presente de la falange y el futuro político del país, el magallánico defiende las ideas propias frente a la presión de pactar, critica la decisión de la falange de apoyar a Jeannette Jara y advierte sobre un sistema político que —dice— frena el desarrollo de Chile.
“Sigo siendo militante. A veces me cuesta más ser simpatizante, pero militante sigo siendo”. Con esa frase, Carlos Mladinic deja claro que, pese a los vaivenes internos y a las decisiones adoptadas, su vínculo con la Democracia Cristiana sigue en pie.
El economista y exdirigente magallánico se unió al partido en su época escolar, en el Liceo Salesiano San José de Punta Arenas. A comienzos de los años 80 llegó a ser presidente regional de la colectividad y su participación en el Puntarenazo -la primera protesta pública contra Pinochet en presencia del propio dictador- le valió ser detenido junto a otros 15 manifestantes.
En democracia, su trayectoria ha estado marcada por cargos de alta responsabilidad: gerente general de Corfo durante el gobierno de Patricio Aylwin; subsecretario de Economía, director de Relaciones Económicas Internacionales, ministro de Agricultura y secretario general de Gobierno bajo la administración de Eduardo Frei Ruiz-Tagle; y consejero de BancoEstado y presidente de TVN durante el mandato de Ricardo Lagos.
A sus 70 años y desde su departamento en Santiago, comenta sobre el presente de su partido. Pese a no ser delegado de la Junta Nacional de la DC, “esta vez, y más que nunca en los últimos años, participé en ciertos debates y di a conocer mi opinión”, señala.
– ¿Y qué le parece la decisión que tomó la Junta de apoyar la candidatura presidencial de Jeannette Jara?
– “Mi opinión es que teniendo un sistema de segunda vuelta, lo que corresponde en la primera vuelta es que los partidos deben dar a conocer sus ideas, sus programas, sus propuestas al país. Yo abogué todo lo posible -pero fracasé en ese intento- para que la DC llevara una propuesta propia a la primera vuelta, como -dicho sea de paso- lo hicieron los comunistas el año 93 con Eugenio Pizarro, el año 99 con Gladys Marín, el año 2005 con Tomás Hirsch en un pacto con los humanistas, el año 2009 llevaron a Jorge Arrate. Ellos siempre llevaron candidatos. Incluso el 2009 llegaron a un acuerdo de lista parlamentaria con lo que era la antigua Concertación, pero fueron separados en primera vuelta”.
– Lejos de considerar aquello un error, Mladinic defendió que esta definición política permitió al partido mantener y proyectar su identidad. “El Partido Comunista está más grande ahora de lo que era cuando estaba Gladys Marín”, señaló, atribuyendo ese crecimiento a que “presentó ideas. Podrán no ser las mías, pero las defienden, las presentan, las llevan, las dan a conocer”.
– ¿Usted cree que hoy día queda algo vivo de lo que fue el proyecto político de la Concertación?
– “Quedan los resultados de ese proyecto. Quedan miles de kilómetros de camino, miles de obras construidas, cientos de metros cuadrados de hospitales construidos. Una disminución notable de la pobreza. Obviamente, eso queda. Ahora, el proyecto obviamente terminó el año 2010 de una forma bastante triste (…) Distintos grupos la empezaron a dar por muerta y, bueno, se terminó, pero cumplió un papel sin duda muy importante en la historia de Chile”.
– ¿Cómo ve usted el rol hoy día de los históricos de la Concertación en el nuevo mapa político? ¿Tienen algo que aportar o cumplió su ciclo esa generación?
– “Los políticos no se mueren hasta que están más que enterrados y todos podrán seguir opinando y colaborando. Pero obviamente lo que tiene que esperar Chile para adelante es generaciones nuevas de políticos. Lo que el país debería esperar es que surjan generaciones de políticos jóvenes, con ideas, con pasión, con perspectivas de futuro, y que presenten proyectos en el país. Yo diría que eso se echa de menos. Uno ve que hay un cierto afán por lograr pactos y acuerdos políticos, pero no está claro ni para qué pactan ni para qué acuerdan. Como que las ideas muchas veces brillan por su ausencia”.
– ¿Y usted cree que esos pactos responden a necesidades de subsistencia de los partidos?
– “Por cierto, hay algo de eso, pero se debe sobre todo a un nefasto sistema político. Yo creo que si algo no logramos hacer durante la Concertación es que no cambiamos el sistema político (…). El problema más grave no estaba en el sistema binominal, que en lo personal no me gustaba, sino estaba en que las elecciones se hacían a través de pactos electorales, que en Chile, justamente porque se había probado lo mal que le hacía la democracia, se habían prohibido (…). Votas por un partido, pero tu voto puede estar sirviendo para elegir a alguien de otro partido. Entonces eso es lo primero que hay que terminar (…). El estancamiento económico de Chile no es ajeno a este problema de mala calidad de la política”.
– Mencionó que la política necesita nuevos rostros. Hoy día en la papeleta tenemos varios rostros repetidos. ¿Cómo ve usted este recambio generacional en la política? ¿Se está cumpliendo?
– “Yo creo que efectivamente hubo un cierto recambio en una cantidad de rostros nuevos que produjo el Frente Amplio (…). Pero en un sistema político que no nos obliga a presentar proyectos, a ser líderes de una idea, las malas prácticas -que por cierto vinieron a aparecer en partidos políticos antiguo después de 20 años de gobierno- acá aparecieron a los 10 meses”.
Cree que el nivel intelectual del debate ha bajado notoriamente en las nuevas generaciones. En su época “nadie que se sentaba en una mesa no tenía claro lo que decía el Manifiesto Comunista, lo que decían las cartas de Lenin, porque yo tenía que debatir con un comunista que se lo sabía y entonces el comunista también estudiaba las tesis del humanismo cristiano, que estudiaba yo. Y todos teníamos una buena cantidad de acervo intelectual de nuestras ideas. Yo lo veo mucho menos esto en la juventud (…) y si te vas a dedicar a la política que es una tarea extremadamente noble, hazlo con pasión y prepárate. Estudia”.
El futuro de la DC y el PC
– ¿Hoy día la Democracia Cristiana tiene futuro como actor relevante en la política nacional?
– “Muy difícil. Está tremendamente disminuida. Tiene muy pocos parlamentarios. En el pasado su capacidad de influir era por sus ideas, por sus proyectos, por sus iniciativas. Si no tienes proyectos que te hacen diferente, si no tienes un líder al cual te sientes entusiasmado a seguir. Si yo soy democratacristiano es porque me maravillé con Frei Montalva, me ilusioné con Tomic, encontré que era un modelo a seguir Bernardo Leighton (…). Entonces, eran modelos que los tiempos querían seguir. Eso yo lo veo disminuido. Veo que no estamos poniendo ideas sobre la mesa”.
– ¿Usted comparte lo que dijo el expresidente Frei? Señaló que la Democracia Cristiana renunció a sus valores por fines electorales al firmar este acuerdo.
– “Yo creo que no sé por qué lo hizo. No quiero usar las mismas palabras que usó el Presidente Frei, pero efectivamente muchos de los que justificaban la propuesta de resolver apoyar a la candidata Jara y de llegar a un acuerdo electoral con ellos usaron demasiado el argumento de que sin un acuerdo el partido estaba destinado a morir. O sea, había que llegar a este acuerdo porque si no la Democracia Cristiana moría. Creo que es un mal argumento. Los partidos se mueren cuando se quedan sin ideas. No necesariamente cuando se quedan sin parlamentarios”.
– ¿Qué opinión tiene usted del Partido Comunista chileno?
– “El Partido Comunista chileno es claramente una anomalía a nivel internacional. No existen muchos partidos en el mundo que se sigan definiendo como partidos leninistas (…). Hasta el día de hoy, el PC chileno entiende la democracia liberal, que ellos siempre dicen -y no se les puede negar— que la han respetado en Chile, pero siguen pensando que la democracia liberal es solo un medio para alcanzar el comunismo”.
– ¿Por quién va a votar usted?
– “En primera vuelta voy a esperar el 18 de agosto para saber quiénes son realmente los inscritos. Por ahora no tengo claridad. Capaz aparece alguien que me satisfaga, pero los que hay no me agradan”.
– ¿Y en segunda vuelta? Si llega a pasar Kast y Jara…
– “Tenemos que terminar la primera, ¿no? No sabría dar una respuesta ahora”.
– ¿Usted tiene contemplado renunciar a la Democracia Cristiana?
– “No, para nada. No he militado en ningún otro partido en mi vida. (…) Mucha gente que entramos éramos una manifestación de un catolicismo social, un catolicismo progresista, seguidores de la Doctrina Social de la Iglesia. Eso nos gustó mucho y de ahí nació nuestra opción por el humanismo cristiano. Y me siento muy satisfecho cuando veo nuevos textos de la iglesia, como el Laudato Si’, el Fratelli Tutti, del Papa Francisco. Son textos que los encuentro maravillosos, como en su tiempo lo fueron la Rerum Novarum (…). Hoy día tenemos esta materia ahí, riquísima, como para tener un partido demócrata cristiano aún potente”.
Candidaturas y marcha
de la economía
– En materia económica, ¿ve que alguna candidatura entregue garantías reales a la inversión?
– “Todos están haciendo esfuerzos por dar señales, pero la verdad es que los números no acompañan ese discurso (…). En los últimos cuatro gobiernos hemos cambiado de signo político y no ha habido variación en la inversión”.
Según Mladinic, la seguridad para invertir “depende de resolver problemas estructurales, no de quién esté en La Moneda”. A su juicio, los desafíos centrales son un estancamiento prolongado de la productividad y el “invierno demográfico” que enfrenta el país.
– ¿Qué otros temas deberían estar en el centro del debate económico?
– “Por ejemplo la IA va a sustituir empleos enteros y no veo a ningún candidato preocupado de eso. Después de la pandemia, recuperar el trabajo de las mujeres es clave (…) el Estado debe invertir en salas cuna y medidas que faciliten que las madres trabajen”.
Sobre desigualdad, advierte que “el sistema tributario está mal diseñado: en Europa las transferencias públicas mejoran hasta 25 puntos el índice de desigualdad; en Chile, 4, porque no se focalizan en los más vulnerables”.
– ¿Y en materia educativa?
– “En Chile hay una buena inversión en educación en términos brutos, pero tenemos desordenados los gastos, invertimos mucho más en las universidades de lo que invertimos en educación temprana y, si queremos mejorar la productividad, la educación temprana es fundamental”.
– ¿Cómo ve el proceso de descentralización en Chile?
– “Lo veo mal. Cada vez que lo queremos discutir, se complejiza, se enreda en la discusión (…) En este proyecto, que se discutió durante muchos años, todo el mundo le hizo el quite cuando había que aprobarlo. Dijeron que estaba saliendo con muchos errores, que había que postergarlo. Al final dijeron que esto va salir así como está, y quedó mal”.
– Usted se refiere al proyecto de los gobernadores regionales. ¿Cree que la figura del delegado presidencial debe eliminarse?
– “Está esta doble figura del delegado y el gobernador que es compleja. Porque tú estás mezclando una figura del gobernador que es muy propia de los gobiernos federales y la figura del delegado es más propia de los gobiernos unitarios, y aquí se quiso hacer esta mezcla a la chilena. Desde mi punto de vista, me parece que no es tan fácil como lo quiso decir el Presidente Boric en su momento y por eso no lo ha hecho (borrar al delegado). Hay que generar una serie de traspasos reales de competencias.
– “Yo creo que hay muchísimas competencias que deberían estar a nivel local, pero va a costar muchísimo que esto se logre, porque en Chile hay una tendencia centralista que nadie quiere soltar y no gusta soltar, incluso en aquellos que dicen estar por la regionalización. ¿Todo lo que significa la autorización del tema de los salmones en Magallanes no debería ser resuelto en Magallanes? Pero claro, los servicios centrales quieren verlo ellos. Y todos los grupos ONG que están dando vuelta manejan mejor su poder si estos temas son vistos centralmente a que si de repente hay un gobernador que quiere favorecer a su región y quiere hacerla competitiva. Hay demasiado interés que hay que ir rompiendo”.
– ¿Las regiones deben tener autonomía financiera?
– “Pueden tener cierta autonomía financiera…”.
– Advierte, empero, que “hay que tener mucho cuidado al tema del endeudamiento (…) De repente se endeudan las regiones, las regiones no pueden responder y el garante es el Estado central”. Propone avanzar de forma gradual, “traspasando competencias acotadas y con presupuestos y hacer responder por esos presupuestos a los gobiernos locales y regionales”.
A su juicio, esto generaría diferencias de desempeño, “no necesariamente porque unas regiones sean más ricas, sino porque lo administran mejor”. Para él, esa competencia es “sana” y la compara con su experiencia en Estados Unidos, donde vivió en un barrio que prosperó por tener un buen colegio. “La gente estaba dispuesta a pagar más por arriendo porque podía mandar al hijo a ese colegio, y eso subió el valor de las casas. Bueno, esa competencia a mí me gusta”.
“Esta elección se lleva por el miedo”
Carlos Mladinic critica que la campaña presidencial esté dominada por el temor. “Hay gente que dice: ‘Tengo que votar por tal persona porque si no van a ganar los comunistas’, o ‘porque si no va a ganar la ultraderecha’ (…) Entonces vota por miedo”, señala.
Plantea que la decisión electoral debe basarse en convicciones: “Tú tienes que votar porque crees en algo, no porque le temes a algo”. Y afirma que el miedo, para él, ya no es un factor: “Lo superé en 1973, cuando vi lo peor del ser humano. Tener más miedo de lo que tuve en esos días no creo que vuelva nunca a tener”.
Asegura que, gane quien gane entre las opciones más probables, “ninguna va a llevar al descalabro a Chile”, aunque advierte que el país seguirá “en una tranquila, agradable y paciente mediocridad”.
“A los candidatos les asusta moderarse”
Mladinic cuestiona que los aspirantes a La Moneda teman adoptar posturas más al centro por temor a perder apoyos. “La candidata Matthei, cada vez que se quiere moderar, teme que Kast la supere por la derecha”, ejemplifica.
Agrega que algo similar ocurre en el oficialismo: “Jara ganó con un programa en primarias y ahora busca uno más moderado, pero ya hay sectores a su izquierda acusándola de renunciar a principios”. A su juicio, esta tensión impide aprovechar el potencial del país. “El que pierde es Chile. No hay que perderle el miedo al desarrollo”.




