Necrológicas
  • Jorge Vega Germain
  • Juan Cartes Bórquez
  • Germán Fonseca Peñailillo

La amenaza persistente

Por Abraham Santibáñez Lunes 11 de Agosto del 2025

Compartir esta noticia
139
Visitas

La semana pasada se conmemoraron 80 años del lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima, seguida de otra sobre Nagasaki. Comprensiblemente se ha cuidado la descripción demasiado detallada de sus devastadores efectos. Son pocos los estremecedores relatos que se han publicado. Un testigo habla de “seres humanos (que) se tambaleaban con sus cuerpos quemados
 la gente gritaba pidiendo agua para refrescar sus gargantas que ardían. En Hiroshima, algunos se arrojaron al río, hasta que la muerte los liberó. Quienes sobrevivieron ese primer día encontraron poco alivio… El mayor peligro era la radiación. Personas que parecían estar bien días después del bombardeo se desplomaron repentinamente y murieron”.

El trágico recuerdo revivió, como un fantasma, no sólo por la fecha. Una insensible ola de declaraciones recordó las peores pesadillas de la Guerra Fría. 

Rompió los fuegos Dimitry Medvedev, quien fuera presidente ruso entre 2008 y 2012 y es hombre de confianza de Vladimir Putin. Aseguró que Estados Unidos estaba empujando a Estados Unidos y Rusia hacia la guerra. Donald Trump respondió desplegando dos submarinos nucleares cerca de Rusia, “basado en sus declaraciones altamente provocadoras”. 

Vino luego la reacción: “Obviamente, los submarinos estadounidenses ya están en misión de combate. Este es un proceso que no cesa”, dijo el portavoz del Kremlin. “En una guerra nuclear, agregó, no puede haber ganadores (
) No creemos que actualmente estemos hablando de ningún tipo de escalada”.

En este punto, como es una constante en este juego de poderes de Trump, se informó de una reunión entre Trump y Putin, como medida de apaciguamiento. Es que, como cree la periodista norteamericana Annie Jacobsen, experta en armamento y seguridad nacional: “La idea de que la disuasión atómica evitará la III Guerra Mundial es una falacia”. Lo aseguró en Madrid: en una nueva guerra mundial “morirían cinco mil millones de personas y quizá la especie humana (sólo) podría sobrevivir en Nueva Zelandia o Chile”.

En los años 60, cuando un escenario similar parecía inevitable, cundieron las voces de alerta incluyendo no pocas de ficción. La amenaza ha sido un tema recurrente en el cine, en que se exploran tanto las consecuencias de los desastres nucleares mismos como las mutaciones y los efectos en los seres vivos..

On the beach (“En la playa”), novela en tono predictivo de 1956, llevada al cine con enorme éxito, anticipaba que el último refugio estaría en el extremo sur del planeta: “Corre el año 1963. El año anterior, estalló una breve guerra nuclear que devastó la mayor parte del mundo poblado, contaminó la atmósfera con lluvia radiactiva y mató a toda la vida humana y animal en el Hemisferio Norte”.

Hasta ahora no se ha producido un estallido catastrófico, pero sigue siendo posible. En tiempos de paz han ocurrido dos significativos desastres en reactores nucleares: Chernobil  en Ucrania en 1986 y Fukushima en Japón en 2011.

Lo anterior explica la postura infatigable de Japón contra la proliferación nuclear. Lo precisó la embajadora en Chile, Ito Takako, en un mensaje en El Mercurio en que aludió a las guerras de Ucrania y Gaza:

“En este mes de agosto
 Japón renueva su compromiso como nación pacífica y reafirma junto al mundo el valor de la paz, lo que adquiere un significado especialmente relevante en la actualidad”.

Pin It on Pinterest

Pin It on Pinterest