Hidrógeno verde, una alianza que se teje desde las regiones

La firma del Acuerdo de Colaboración Nacional para el Desarrollo Territorial del Hidrógeno en Chile por parte de H2 Chile, H2 Antofagasta, H2V Biobío y H2V Magallanes marca un punto de inflexión en la forma en que se concibe y desarrolla esta nueva industria energética. Por primera vez, gremios regionales y la asociación nacional establecen un marco formal de asistencia que busca compartir capacidades y aprendizajes, pero también construir una hoja de ruta común, coherente y con identidad territorial.

El hidrógeno verde es una oportunidad estratégica para Chile y Magallanes ocupa un lugar privilegiado en este escenario global. Sin embargo, esta posición preeminente puede verse potenciada si se articula una coordinación interregional, se establecen reglas claras, se desarrollan mercados internos y, sobre todo, se comparte una mirada que ponga a las comunidades en el centro de la ecuación.

La descentralización que plantea este acuerdo -con principios de colaboración horizontal, gobernanza compartida y respeto a las particularidades locales- es un modelo que contrasta con la histórica concentración de decisiones en Santiago. Magallanes, Antofagasta y Biobío tienen realidades productivas distintas, pero comparten desafíos técnicos, regulatorios y de vinculación social que pueden enfrentarse con diálogo y trabajo conjunto.

El valor de este pacto no reside únicamente en la firma, sino en su capacidad de traducirse en resultados concretos: generación de empleo local, formación de capital humano avanzado, diversificación productiva y atracción de inversión. Para Magallanes, significa también avanzar en la construcción de un ecosistema robusto que integre a la industria, la academia, las autoridades y las comunidades, evitando que el desarrollo se limite a exportar energía sin dejar beneficios tangibles en nuestra zona.

Al respecto, fueron importantes las palabras Salvador Harambour, gerente de H2V Magallanes, en cuanto al esfuerzo que deben desplegar los gobiernos regionales y las empresas para que los habitantes de cada zona conozcan las oportunidades que conllevan los proyectos. Igualmente, enfatizó el valor de los espacios de diálogo para abordar desafíos en conjunto, para alcanzar beneficios compartidos, como más fuentes de trabajo, mayor disponibilidad de energía y crecimiento para las regiones. Esa es -como remarcó el ejecutivo- la clave.

La industria del hidrógeno verde es incipiente, pero avanza. Si Chile quiere posicionarse como líder mundial, no basta con competir en tecnología o costos; es imprescindible demostrar que se puede crecer de manera equilibrada, sustentable y con sentido de pertenencia. El acuerdo firmado es una señal de que las regiones quieren y pueden liderar este cambio. Ahora, el desafío es que la colaboración prometida se convierta en una fuerza real para transformar el potencial en progreso compartido.