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La hipofagia y sus complicaciones

Por Ramón Lobos Vásquez Miércoles 13 de Agosto del 2025

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Uno de los aspectos importantes y centrales en el envejecimiento es comer bien y adecuadamente. Por eso la pérdida de apetito no es normal. De ahí que, una de las preocupaciones familiares por los mayores es cuando estos comen menos de lo habitual, una señal de alerta que buscan remediar habitualmente con jarabes para el apetito o bien con suplementos vitamínicos. Esta condición es conocida como Hipofagia (baja ingesta) y es una situación de riesgo, ya que puede llevar a la desnutrición, pérdida de peso y a un debilitamiento generalizado, que conlleva un aumento en la amenaza de otras complicaciones en el estado de salud.

Las manifestaciones de la hipofagia son: pérdida progresiva del apetito y hay que motivarlos para que consuman lo que se les ha preparado. Pero también se presenta como una disminución de la ingesta de líquidos, lo que puede traducirse como cambios en el peso de la persona mayor, sin una causal evidenciable. Esta situación produce fatiga o debilidad mientras realizan sus tareas cotidianas, con un desanimo para desarrollar las actividades del día a día. También son evidenciables cambios en su estado de ánimo, siendo frecuente encontrarlos más apáticos o con tristeza sin una causa aparente. Esta situación en el tiempo va predisponiendo a infecciones intercurrentes y aparición de enfermedades que no sufrían previamente.

La adecuada nutrición en los mayores es central y por lo mismo se presentan como factores de riesgo algunos cambios habituales en los mayores como un menor metabolismo o pérdida del gusto, también es de riesgo cuando los mayores pierden masa muscular (sarcopenia) que guarda relación con la falta de actividad física en mayores; además influyen los factores dentales o problemas al masticar. A esto se suman aquellos mayores que producen menos saliva y que sufren cambios en sus procesos de digestión. 

Enfermedades como la depresión, la ansiedad o el aislamiento social conllevan habitualmente una menor ingesta. Por eso es importante el revisar la medicación ya que algunos de ellos afectan el apetito. También se sugiere estar atentos a las enfermedades que padecen, especialmente dolencias como la diabetes, la insuficiencia cardiaca o las enfermedades renales que en algunas etapas de su evolución guardan relación con una menor ingesta.

Cuando se han descartado estas causas o condicionantes es importante realizar una consulta médica para evaluar estos cambios. Es importante realizar una adecuada historia clínica por lo que hay que aportar la mayor cantidad de información médica y dietética para detectar esta pérdida de peso.

Pero también como familias cuidadoras pueden y deben realizar diversas tareas que colaboren en la prevención de esta condición, así es fundamental mantener una alimentación equilibrada y variada, que respete los gustos y preferencias de cada mayor. Es bueno llevar un registro de lo que se ha preparado y cuál ha sido la aceptabilidad de nuestros mayores, especialmente en los centros de larga estadía. También para asegurar una buena alimentación es necesario mantener a esos mayores con un buen desarrollo en el área de la actividad física diaria, con ejercicio regular para estimular el metabolismo. Además, se debe promover la socialización durante las comidas, aunque lo haga con dificultades o sea más lento que lo habitual, hay que integrarlo socialmente. 

Entre los cuidados se debe mencionar la evaluación y control odontológico habitual, para detectar y tratar precozmente problemas en esta esfera y controlar periódicamente a los mayores de manera integral y multiprofesional, por lo que no es un control habitual si no que tiene que tener un enfoque gerontológico y diferenciado, centrado en la historia vital de esa persona mayor.

Como familia debemos buscar ajustar la dieta con comidas que sean más atractivas y fáciles de consumir. Comida para mayores no significan que sean aburridas y monótonas, se debe ser innovador y siempre preocuparse de una adecuada y atractiva presentación.

A veces con menores ingestas será necesario porcionar las comidas en forma más pequeña, pero deberá aumentar la frecuencia de ellas. Se recomienda usar los suplementos nutricionales sólo cuando han sido recomendados por un profesional, también es importante hidratar adecuadamente a los mayores. No sólo implica beber líquidos, también hay otras preparaciones que aportan al volumen de líquidos que deben beber en el día, según sus preferencias. Tener rutinas diarias de actividad física y socialización es central, así como la participación y contacto social. Se sugiere siempre tener una revisión periódica de las prescripciones farmacológicas y revisadas por un profesional médico y definir por cuánto tiempo deben usarse. Así como un control y seguimiento periódico por un profesional psicólogo, para evaluarlos y detectar problemas precozmente.

Como en muchas condiciones de los mayores es importante estar alerta a sus cambios en las situaciones habituales, estimularlos en la participación social y en asistir a sus controles periódicos para ir asegurando un buen y adecuado envejecimiento, como todos esperamos que ocurra con quienes pertenecen a la población más envejecida de la sociedad.

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