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Cierre definitivo de la Casa del Samaritano dejará a 25 personas mayores a la deriva

Jueves 14 de Agosto del 2025

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Hoy día se inicia el proceso de cierre de la Casa del Samaritano. Con el profundo dolor que esto significa, con la desvinculación de 33 personas y con la dolorosa derivación de nuestros hermanos mayores a distintos dispositivos que va a significar separarlos”. Así lo informó la directora de la Fundación para el Desarrollo de Magallanes (Fide XII), Pamela Díaz Chacón, al anunciar el cierre definitivo de la residencia nacida al alero del Hogar de Cristo en los ochenta, en un edificio de calle Balmaceda.

La Casa del Samaritano, administrada por Fide XII desde hace tres años, acoge actualmente a 25 adultos mayores en situación de abandono y vulnerabilidad social, 11 de ellos con dependencia severa. Podrían ser 28, pero, según explicó Díaz, “hemos suspendido los ingresos precisamente porque no tenemos las condiciones económicas de mantenerlos bien”.

Costos versus financiamiento

La directora detalló que el costo mensual de operación asciende a $25 millones para atender a los 28 cupos habilitados, mientras que el financiamiento público proveniente del Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama) es de $3,9 millones mensuales, a lo que se suman $4 millones aportados por los propios residentes. “Sólo en consumos básicos pagamos 4 millones de pesos. Todo el financiamiento de temas de salud, alimentación, indumentaria médica, cuidado personal e higiene, cuidadores profesionales de distintas áreas que requieren un adulto mayor, fue financiado por Fide XII hasta donde pudimos”, clarificó Pamela Díaz.

Añadió que los aportes públicos comprometidos en 36 meses sumaron $144 millones, “pero si mantener una casa cuesta 25 millones al mes y hoy tenemos 7, es imposible. Es irresponsable mantener una casa con personas adultas mayores en esta condición”.

El funcionamiento del establecimiento también implicaba gastos permanentes en mantenimiento, como limpieza de cámaras, reparación de calderas y desratización. “No es que uno diga son 25 millones de pesos para atender a 28 personas mayores, no, sino que es una residencia de 28 personas, que es una casa, donde además hay 33 personas que tienen liquidación de sueldo, imposiciones y que además comen allí, porque es lo que la ley dispone”, agregó.

Derivaciones y plazos

El proceso de cierre, que se estima no se extenderá más allá de 60 días, comenzó este miércoles con la entrega de cartas de despido a los trabajadores. “Probablemente nadie nos quiera firmar, pero da lo mismo porque vamos a hacer cartas certificadas. La red de apoyo se apertura hoy (ayer), comunicando también a las autoridades competentes, que en este caso son los Cesfam, Senama y Salud, que nos van a ayudar a la derivación”, planteó Díaz.

En algunos casos, los residentes podrían ser trasladados a Puerto Natales, a casas de familiares o a otros dispositivos de la red. “El dolor de separarlos de su hogar no lo aliviará ningún protocolo”, afirmó.

Falta de apoyo estructural

Ante la pregunta si “¿Hubo falta de apoyo?, la directora respondió: “Totalmente. Nunca hubo un financiamiento real que se ajustara a las necesidades de operación. El sistema actual financia su propia administración, pero no asegura el cuidado directo y permanente de quienes más lo necesitan”.

El costo mensual de operación de la Casa del Samaritano asciende a 25 millones de pesos para atender a 28 personas mayores, de las cuales 11 presentan movilidad severa y requieren cuidados especializados debido a su dependencia severa. “No pudimos más, no pudimos”, sentencia la directora.

Una decisión “responsable”

El obispo de la Iglesia Católica en Punta Arenas, Oscar Blanco, respaldó la medida. “Yo creo que esta es una decisión responsable, con los trabajadores a quienes no tenemos cómo pagarles su sueldo, y también con los abuelos, porque necesitamos que sean bien cuidados. En la medida que nosotros no tomemos esta decisión, alargamos la situación grave que están viviendo tanto los trabajadores como los abuelos”, reforzó.

Recordó que la Iglesia respondió al clamor de la comunidad, que solicitaba hacerse cargo de estos hermanos mayores, asumiendo la gestión con la expectativa de colaboración tanto de la comunidad como de las autoridades de la época. Sin embargo, según señaló el obispo, probablemente faltó un análisis más profundo o un estudio detallado de la viabilidad de un proyecto de esta envergadura, ya que su implementación se basó únicamente en promesas y nunca contó con un financiamiento real para sostener la Casa.

Agradecimiento y llamado

Finalmente, la Fundación agradeció a voluntarios, familias y empresas magallánicas que han aportado a la operación. “La despensa siempre estuvo con lo necesario para la alimentación gracias a este apoyo. La gente de Magallanes se ha portado muy bien. El problema es que la planilla de remuneraciones que tenemos para que cuiden a nuestros hermanos mayores, no la podemos conseguir. No tiene financiamiento”, reafirmó Díaz.

Asimismo, hizo un llamado al compromiso empresarial y social: “Llamo al empresariado local a cuidar a los abuelos magallánicos, porque todos estos abuelos se desgastaron aquí en Magallanes, en la pesca, en el campo, en la estancia, en la minería, en el transporte. ¿Cuál es el compromiso también real con nuestros adultos mayores? Hoy cerramos la Casa del Samaritano, pero seguimos con las puertas abiertas para seguir apoyando y acompañando a los más vulnerables”.

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