Bolivia vota entre una derecha dividida y una izquierda debilitada
- Con más del 25% de votantes indecisos, el país sudamericano elige entre ocho postulantes a la presidencia. Si ningún candidato supera el 50%, habrá balotaje el 19 de octubre.
Ninguno de los ocho candidatos presidenciales que compiten por el mandato de cinco años supera el 30% de intención de voto en las encuestas. Aproximadamente una cuarta parte de los votantes afirma que aún no ha decidido su voto.
Si ningún candidato gana las elecciones por mayoría absoluta, se celebrará una segunda vuelta, prevista para el 19 de octubre. El nuevo presidente tomará posesión del cargo el 8 de noviembre.
A continuación, los perfiles de los tres contendientes principales.
Samuel Doria Medina,
de Alianza Unidad
A la cabeza se encuentra Samuel Doria Medina, de 66 años, un magnate inmobiliario de centroderecha que se presenta por cuarta vez a la carrera presidencial.
Algunos de sus logros como empresario incluyen haber llevado Burger King al país y haber construido el mayor rascacielos de Bolivia.
En el terreno de la política, se desempeñó como ministro de Planificación entre 1991 y 1993, durante el gobierno del presidente Jaime Paz Zamora, y fue compañero de fórmula de la entonces presidenta interina Jeanine Áñez en las elecciones de 2020.
Actualmente, lidera la mayor coalición opositora, la Alianza Unidad, que incluye agrupaciones como Creemos, respaldada por Luis Fernando Camacho, y Comunidad Ciudadana, encabezada por el expresidente Carlos Mesa.
Las principales propuestas de Doria Medina incluyen el recorte de los subsidios gubernamentales, la privatización de las empresas estatales y la liberalización de la economía, aunque respalda ciertos gastos destinados a reducir la pobreza.
Además, el candidato ha hecho hincapié en la transparencia en la administración pública, los incentivos para las pequeñas empresas y la reducción de impuestos y trámites burocráticos para el sector privado. La plataforma de su partido promete no recortar los programas de transferencias monetarias.
Jorge “Tuto” Quiroga,
de Alianza Libre
En segundo lugar se encuentra otro conservador, Jorge “Tuto” Quiroga, de 65 años, que ocupó brevemente la presidencia entre 2001 y 2002 y se encuentra en su tercera disputa por la presidencia boliviana. Crítico acérrimo de los gobiernos de izquierda en América Latina, su programa incluye restaurar los derechos de propiedad privada y ampliar el libre comercio.
Se desempeñó como ministro de Finanzas en el gobierno de Zamora durante ocho meses en 1992 y, cinco años después, se convirtió en el vicepresidente más joven de la historia del país junto al polémico presidente Hugo Bánzer. Antes de ser elegido democráticamente en 1997, Bánzer había dirigido el golpe de estado en 1971 que lo convirtió en presidente de facto de la dictadura militar boliviana.
Cuando en 2001 Bánzer renunció a la presidencia por problemas de salud, Quiroga completó su mandato pero no se presentó para la reelección.
En el sector privado, trabajó para importantes empresas mineras y bancarias de Bolivia, así como para el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
En esta ocasión, se presenta como cabeza de la coalición Alianza Libre, tras abandonar un grupo opositor más amplio que en su mayoría decidió optar por Doria Medina.
Andrónico Rodríguez,
de Alianza Popular
El principal contendiente de izquierda, con cerca del 6% de apoyo, es Andrónico Rodríguez, de 36 años, quien en su momento fue considerado el heredero político de Morales, pero se ha distanciado del MAS.
De familia indígena y de clase trabajadora, Andrónico, como es conocido popularmente, llegó a ser el protegido y cercano colaborador de Morales, luego de reemplazarlo cómo presidente de la mayor asociación de productores de coca de Bolivia en 2019.
Desde 2020, cuando obtuvo su primer cargo público, ocupa el puesto de presidente del Senado.
Su programa se centra en los votantes rurales y en propuestas de “austeridad inteligente” que tienen como objetivo reducir el gasto público y dar prioridad a los más desfavorecidos.
Para inyectar dólares en la economía boliviana, ha declarado que prefiere buscar préstamos de grupos como los BRICS en lugar de recurrir a organizaciones multilaterales como el FMI.
El candidato dice que busca impulsar las exportaciones ofreciendo incentivos al sector privado, pero asegura que mantendrá una fuerte participación del Estado en áreas clave como la minería y el turismo, además de fomentar un programa de sustitución de importaciones mediante aranceles en ciertos sectores.
Agencias Reuters y AFP
Posible segunda vuelta entre candidatos de derecha
Las últimas tres encuestas publicadas en Bolivia proyectan una segunda vuelta entre los opositores Samuel Doria Medina y Jorge “Tuto” Quiroga, con un alto porcentaje de indecisos, nulos y blancos (hasta un 30%). En paralelo, la popularidad del izquierdista Andrónico Rodríguez sigue en descenso, bajando al cuarto o quinto lugar, según el estudio.
De confirmarse estas proyecciones, sería la primera segunda vuelta en Bolivia desde la reforma constitucional de 2009. El desempate está previsto para el 19 de octubre. Además, por primera vez en 20 años, la Asamblea podría tener mayoría derechista, según los sondeos.
No obstante, los estudios de opinión en Bolivia tienen antecedentes de subestimaciones, como en 2020, cuando erraron por casi 13 puntos el apoyo al presidente Luis Arce. Expertos advierten que el voto rural, base histórica del MAS, sigue infrarrepresentado por dificultades metodológicas y logísticas.
Ricardo Fernández, economista y doctorando en Estadística, señala que los encuestadores enfrentan un desafío estructural: muchos sectores rurales no tienen acceso a celular y deben ser incluidos en terreno, lo cual suele implicar reemplazar zonas difíciles por otras más accesibles, afectando la muestra.
Para el politólogo Óscar Gracia, el voto oculto podría favorecer a Rodríguez, si logra canalizar el descontento hacia una alternativa distinta a la derecha. Sin embargo, admite que el exlíder del Senado no ha logrado aglutinar al electorado de izquierda, ni desprenderse de la sombra del MAS, al que muchos culpan por la crisis actual.
A ello se suma la crítica por su compañera de fórmula, Mariana Prado, sin vínculos sindicales, lo que generó el retiro del apoyo de la Federación de Trabajadores Campesinos y de la Federación de Cooperativas Mineras. Los cocaleros tampoco respaldan a Rodríguez, alineados aún con Evo Morales, quien incluso ha llamado a marcar nulo en la papeleta.




