La seguridad en Magallanes: la mirada del ministro Cordero
La crisis de seguridad que enfrenta Chile no es un problema monolítico; sus manifestaciones varían significativamente de una región a otra. En el caso de Magallanes, el ministro de Seguridad Pública, Luis Cordero, ha identificado desafíos específicos que requieren una atención particular. Aunque, según sus declaraciones, la zona ha mostrado un “buen desempeño” en general, existen áreas de preocupación que demandan una respuesta focalizada.
A diferencia de la tendencia nacional, donde los robos con violencia han ido a la baja, en Magallanes han experimentado un “leve aumento”. Esto, sumado al incremento de delitos asociados a armas, en particular el porte de “armas cortopunzantes”, plantea una seria alerta para las autoridades. El ministro subraya que estas cifras son relevantes y deben ser monitoreadas con especial atención durante el año 2025.
Pero, no dejó de llamar la atención la particular percepción ministerial expuesta en la entrevista exclusiva concedida y publicada este domingo en El Magallanes. Cordero dijo que la ubicación fronteriza de nuestra zona la convierte en un punto clave para el contrabando. El contrabandeo de cigarrillos, en particular, ha sido señalado por el ministro como un negocio que “en ocasiones, es tanto o más rentable que el tráfico de drogas”. Este tipo de actividad ilícita permite el desarrollo de “economías ilícitas” y, por lo tanto, la zona fronteriza sigue siendo un punto de interés central para la seguridad, incluso si se solucionaran los problemas de ingresos irregulares. Para enfrentar esta situación, afirmó que se están planificando recursos tecnológicos y estrategias de trabajo conjunto entre las policías, aunque el foco actual está en la zona norte.
Además de los delitos más graves, el ministro Cordero resaltó el impacto que tienen las “incivilidades” en la percepción de seguridad de los habitantes de Magallanes. Actos como las carreras clandestinas alteran la tranquilidad de los ciudadanos, lo que lleva a que perciban que sus entornos “cambian radicalmente” y contribuye al alto índice de temor que se registra. El ministro observó que este temor tiene un “efecto paralizante” en las personas, que modifican sus hábitos de vida y dejan de circular por ciertos lugares, afectando la vida comunitaria.
La respuesta a estos desafíos regionales debe ser diferenciada y adaptada a la realidad local. El ministro aseguró que están impulsando estrategias regionales y consejos regionales de crimen organizado para que las intervenciones sean “eficaces a la realidad regional”. En el caso específico de Magallanes, también se está trabajando en la Escuela de Formación Policial, una iniciativa considerada clave para consolidar la presencia policial en la zona. La colaboración con países vecinos como Argentina también se destaca como una estrategia activa en la lucha contra el crimen en la región.
Se valora que Cordero haya avalado la ley que permitirá contar con el listado de pasajeros antes de que éstos ingresen a la región, pero no deja de preocupar que no haya puesto más el acento en una creciente problemática: el aumento del narcotráfico en Magallanes.
Más allá de ello, la visión del ministro Cordero plantea un desafío multifacético que requiere un enfoque integral y coordinado. La seguridad pública ya no es un problema aislado, sino un reflejo de la compleja interacción entre el crimen organizado, la percepción ciudadana y la respuesta del Estado. Cabe esperar que no sean meras palabras lo dicho respecto de que desde ese ministerio se están diseñando estrategias regionalizadas.




