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Murió don Ruperto Calisto, el residente más longevo de la Casa del Samaritano

Sábado 23 de Agosto del 2025

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  • A sus 96 años partió tras una vida marcada por el trabajo en las
    estancias y el cariño de quienes lo acompañaron en su última etapa.

 

 

Con profundo pesar, la Casa del Samaritano comunicó el fallecimiento de don Ruperto Calisto, quien a los 96 años era el residente más longevo de este hogar. Su partida se produjo este viernes, tras un delicado estado de salud que lo había acompañado durante los últimos meses, propio de su avanzada edad.

Don Ruperto llegó a la Casa del Samaritano en 2021 desde la Fundación Cavirata, en un momento complejo de su vida. Su ingreso fue recibido como una oportunidad de brindarle cuidados y compañía en la etapa final de su camino. Desde entonces, se convirtió en parte entrañable de la comunidad del hogar, donde cada gesto y cada detalle de su vida fueron valorados con respeto.

Aunque progresivamente perdió su autovalencia, nunca dejó de ser él mismo. Tres objetos cotidianos se transformaron en símbolos de su identidad: su celular, su billetera y su reloj, que lo acompañaron hasta el final como expresión de su dignidad y autonomía. Quienes lo conocieron fuera del hogar lo recuerdan también en la Caja de Compensación Los Héroes, siempre de corbata y chaqueta Beston, una imagen que hablaba de su elegancia sencilla y su carácter.

Su vida estuvo marcada por su trabajo en las estancias magallánicas, donde se desempeñó como manipulador de alimentos. Allí dejó esfuerzo y huella, formando parte de la historia laboral de una región donde forjó amistades y recuerdos que lo acompañaron hasta sus últimos días.

En la Casa del Samaritano fue acompañado bajo la indicación médica de Limitación del Esfuerzo Terapéutico, lo que significaba evitar procedimientos invasivos para priorizar su calidad de vida. Finalmente, partió de manera natural a causa de un paro cardiorrespiratorio, rodeado de otros residentes y sostenido con ternura por tres técnicos en enfermería que lo acompañaron hasta el último momento.

La comunidad expresó su gratitud a Dios por la oportunidad de haberlo cuidado, acompañado y despedido con dignidad. “Nos queda la nostalgia de recordarlo en sus historias y anécdotas, pero también la paz de saber que lo cuidamos con amor y que hoy descansa en los brazos del Señor”, señalaron desde el hogar.

Su partida ocurre en un momento particularmente sensible, marcado por el proceso de cierre programado de la Casa del Samaritano. No obstante, Fode XII aseguró que cada adulto mayor continúa recibiendo la atención y el acompañamiento que merece, con el mismo compromiso y respeto de siempre.

“Despedimos a don Ruperto con gratitud y cariño, porque su vida nos enseñó a valorar lo esencial y porque nos permitió acompañarlo hasta el final de su camino”, concluyó la comunidad.

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