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En camino al cielo

Por Abraham Santibáñez Lunes 25 de Agosto del 2025

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No es el hombre más rico del mundo. Pero es el más poderoso y lo está demostrando con sus erráticas intervenciones: en la guerra de Ucrania, el apoyo a Israel en su intento de ocuopar Gaza, su lucha contra el narcotráfico centrada ahora en Venezuela, la batalla contra los inmigrantres y el despliegue de tropas en Washington, la capital de su propio país.

Donald Trump parece no temerle a nada ni a nadie. Pero el martes pasado reveló una hasta ahora desconocida inquietud: teme no llegar al cielo después de muerto. En una llamada temprana al programa Fox & Friends reveló lo que los comentaristas creen es “su motivación más reciente y verdadera para negociar el fin de la guerra en Ucrania: le preocupa no ir al paraíso después de su muerte”.

La muerte no es un tema del cual hable con frecuencia. Cuando cumplió 78 años (ahora tiene 79), fue categórico: “Hay un punto en el que no quieres oír “Cumpleaños feliz”. Sólo quieres hacer como si el día no existiera”.

Tras haber sido condenado por 34 delitos graves el año pasado, habló de lo que debían estar pensando sus padres. “Ahora mis hermosos padres están en el cielo, eso creo”, dijo. “Están ahí arriba, y miran hacia abajo. Dicen: “¿Cómo le ha pasado esto a mi hijo?””.

Ahora el tono fue positivo. “Si puedo salvar a 7.000 personas cada semana de ser asesinadas, me parece genial”. Y reiteró: “Quiero intentar llegar al cielo, si es posible”. 

Según la revista Time, “el comentario ha generado mucha atención en redes sociales, y algunos críticos bromean diciendo que es poco probable que un hombre conocido por hacer trampas en su vida personal y profesional, degradar y deportar personas, y burlarse de los fieles, cruce las puertas del cielo. Se cuestionasi su introspección es una señal de problemas de salud potencialmente terminales”.

Sus colaboradores ven la situación desde otra perspectiva:

“Creo que el presidente hablaba en serio”, dijo la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt. “Creo que el presidente quiere ir al cielo, como espero que todos en esta sala también”.

Como fuere, no hay duda de que el mundo está más revuelto ahora que en enero, cuando regresó a la Casa Blanca.

El foco de su interés ha sido variado. Empezó concentrado en las relaciones con Vladimir Putin. El reciente encuentro en Alaska, pese a que no logró a un acuerdo sobre Ucrania, lo catalogó como un éxito. Coincidió con el canal Russia Today (RT), de propiedad del gobierno de Moscú, que proclamó de inmediato el fin de{ aislamiento de Putin.

Al mismo tiempo, en otro escenario, Benjamín Netanyahu decidió culminar su campaña en Gaza. El fin de semana estaba finiquitando la ocupación militar total del acosado enclave. La decisión se tomó en medio de protestas tanto en Israel como en la Franja de Gaza

En América Latina, sin embargo, la preocupación se centraba en Venezuela. “El presidente Trump ha sido muy claro y consecuente. Está dispuesto a utilizar todos los recursos de su poder para detener la entrada de drogas a nuestro país y llevar a los responsables ante la Justicia”. La portavoz de la Casa Blanca lo dijo después del despliegue de tres buques de guerra en el Caribe, más tarde reforzado por submarinos y aviones. Para Maduro se trata de una guerra personal, que empezó por la oferta de 50 millones de dólares por su cabeza.

Rara manera de ganarse el cielo.

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