Necrológicas
  • – Rusmir Ojeda Macías

  • – Luis Rubén Bahamonde Bahamóndez

  • – Bernardita del Rosario Ojeda Vargas

Los cuidados del sacristán… ¿o de la Contraloría?

Por Carlos Contreras Martes 26 de Agosto del 2025

Compartir esta noticia
171
Visitas

Señalaba en mi columna anterior que: si la Contraloría continua con denuncias fundadas que deben investigarse, a mi juicio, colapsará el sistema de investigación administrativa del Estado, lo que es una consecuencia lógica de nuestra desigual estructura administrativa interna especialmente, en lo territorial, pero, si a lo anterior sumamos nuevas exigencias en materia de control y combate a la corrupción es posible que la situación sea más compleja aún y pareciera ser que por ese camino vamos a transitar.          

Ya sabemos que, además de las salidas del país haciendo uso de licencia médica, se investiga la asistencia de funcionarios públicos a casinos, cuando se trata de directivos que tienen vedado el acceso a dichos lugares en atención a que administran o inciden en la administración de recursos o finanzas públicas. Entiendo que vienen otras cuestiones relacionadas con el sistema de información circularizada que está empleando para estos efectos, lo que incrementará la exigencia de investigación y sanción en los servicios.

Ahora, hace pocos días se ha solicitado por la Contraloría, a todas las entidades públicas, incluidas las municipalidades, un informe detallado de medidas que han adoptado, clasificadas en preventivas, detectivas y correctivas para fortalecer la probidad y, especialmente, para prevenir y detectar, dentro de sus funcionarios, delitos de cohecho, tráfico de drogas, mal uso de viviendas fiscales, corrupción por incumplimiento de deberes o entrega de información relacionada con sus tareas propias, traslado o transportes de sustancias prohibidas, asistencia y apoyo a bandas delictuales, asociación criminal y otros. 

Por supuesto que sería impopular y torpe discutir tan importantes medidas destinadas a establecer un sistema público exento de corrupción, con funcionarios estatales que sean, como precisaba Diego Portales hace casi dos siglos, “verdaderos modelos de virtud y patriotismo” (Carta a José M. Cea, 1822), pero las preguntas que se generan naturalmente, consecuencia de estas medidas son las siguientes: ¿se erradicará efectivamente la corrupción?, ¿se evitará la comisión de delitos?, ¿se sancionará a todos los funcionarios que transgredieron gravemente obligaciones funcionarias?

Por supuesto que las respuestas a esas preguntas pueden ser variadas, pero sin ser pesimista, creo que es posible que tengan éxito en una buena parte de servicios y municipios de Chile, pues como los funcionarios y directivos van a tener que estar preocupados de todas estas tareas, van a tener que dejar de cumplir sus funciones propias de servicio a la comunidad y, consecuencialmente, no habrá hechos que sancionar porque la gestión pública se reducirá considerablemente, precisamente, para disponer de los medios y el personal para efectuar estos controles y aplicar sanciones. Si a eso le sumamos que los funcionarios evitarán las situaciones conflictivas para no incurrir en infracciones que puedan significar su salida y agregamos la natural tendencia a no trabajar, si es posible, se está generando un porvenir complejo en el servicio público.

En términos concretos, las exigencias y medidas que se siguen planteando por el órgano contralor, requiere que existan órganos en condiciones de atender a esto con medios materiales, personas capacitadas especialmente en estas materias y con una estructura que permita implementar e investigar y ello es ilusorio, por ejemplo, respecto de municipios que tienen unidades municipales que cuentan con un solo profesional de planta, cuyos funcionarios directivos se conocen hace 156 años o más, lo que pone entela de juicio la imparcialidad, que carecen de unidad jurídica y con pocos funcionarios que pretenden hacer bien la pega y que van a colapsar con estas medidas.

Dice el dicho: “Los cuidados del sacristán mataron al señor cura” en clara referencia a las acciones bien intencionadas que tienen consecuencias negativas debido a su meticulosidad o exceso. Así  las cosas, espero que el dicho no se  reemplace con: “Los cuidados de Contraloría mataron al Servicio Público”.

Pin It on Pinterest

Pin It on Pinterest