San Gregorio: el desafío de convertirse en un nuevo referente turístico de Magallanes

El lanzamiento del programa turístico de San Gregorio marca un hito relevante para una comuna que, históricamente, ha estado en los márgenes de la oferta regional. Con una riqueza patrimonial única, que combina la historia de sus estancias, la arqueología del Parque Nacional Pali Aike y una biodiversidad que asombra en cada rincón, este territorio tiene las condiciones para transformarse en un destino atractivo, distinto y complementario al circuito más tradicional de Magallanes.

La iniciativa municipal, respaldada por Sernatur, apunta a un objetivo que se escucha sencillo, pero que es profundamente estratégico: lograr que los operadores turísticos incluyan a San Gregorio en sus rutas y abran la puerta a visitantes nacionales y extranjeros hacia uno de los paisajes más singulares de la Patagonia. Sin embargo, alcanzar ese propósito exige algo más que buena voluntad. Como lo señaló la propia alcaldesa Jeannette Andrade, falta promoción, y es precisamente esa la tarea que debe encabezar el municipio en coordinación con el sector privado y con los propios habitantes de la comuna.

Pero el desafío no se reduce a visibilizar el destino. La experiencia del administrador del Parque Nacional Pali Aike, Neftalí Arriagada, es ilustrativa: el crecimiento en el número de visitantes debe ser administrado con responsabilidad. El parque, con sus 5.030 hectáreas, tiene limitaciones de carga y no puede repetir los errores de otros destinos donde la sobreexplotación turística terminó dañando el patrimonio natural. El incremento de pumas en la zona, detectado por cámaras trampa, es una muestra de la fragilidad de este ecosistema y de la necesidad de planificar con criterios de sustentabilidad.

En paralelo, la conversación no puede eludir una tensión evidente: la convivencia entre turismo y la incipiente industria del hidrógeno verde. Al respecto, llamó la atención la prudencia de la alcaldesa al abstenerse de responder sobre el impacto de estos proyectos. 

Es una discusión que recién comienza y que, más temprano que tarde, deberá encararse de frente, con transparencia y visión de futuro.

Más allá de San Gregorio, este debate refleja la urgencia de que Magallanes diversifique su oferta turística. La región no puede depender únicamente del imán de Torres del Paine o de la Antártica: necesita generar experiencias que permitan desconcentrar la demanda y repartir los beneficios del turismo en todo el territorio. Para ello, los gobiernos comunales deben jugar un rol más proactivo, construyendo estrategias de identidad propias, pero también gestionando inversiones que mejoren la conectividad vial, la calidad de los servicios de restaurantes y cafés, y la infraestructura básica que convierte una visita en una experiencia memorable.

En el caso de San Gregorio y el Parque Nacional Pali Aike, el desafío es aún más concreto: habilitar rutas internas más seguras, crear instalaciones que inviten al descanso y a la conversación sobre lo aprendido, y reforzar la oferta cultural con espacios donde la historia y la naturaleza se entrelacen en un relato común. Solo con esas mejoras se logrará que el turista no solo llegue, sino que permanezca y recomiende, consolidando así a San Gregorio como otro referente turístico de la provincia y contribuyendo a una Magallanes más equilibrada en su desarrollo territorial.