Una política de Estado para conectar sus zonas extremas
Este lema resonó con fuerza este 4 de septiembre de 2025, cuando desde la Costanera de Punta Arenas partió una caravana de transportistas organizada por Ultramag, como parte de la iniciativa “Chile por Chile”, con rumbo hasta La Moneda. Su misión: exigir al Gobierno que asuma como política de Estado la pavimentación y consolidación de la Carretera Austral como eje de conexión soberana entre nuestras regiones más australes y el centro del país.
El alcalde Claudio Radonich lo resumió con claridad: aunque esta zona representa el 38,6% del territorio continental, no se ha pavimentado ni un solo kilómetro desde Coyhaique hacia el sur. Mientras tanto, en Santiago se anuncian grandes obras -como la segunda línea de metro o un tren al aeropuerto- destinadas a una zona que representa menos del 1% de nuestro territorio.
Este contraste no es solo geográfico, sino también simbólico. Reconoce desigualdades históricas que debieran haber sido superadas: nuestras regiones australes han funcionado por largos años como zonas auxiliares, dependientes de rutas y decisiones externas. Hoy, en cambio, levantan la voz para pedir inversión, dignidad, autonomía y una real visión republicana de integración territorial.
La pregunta es una: ¿Por qué es fundamental invertir aquí? Y la respuesta se desgloda en que hay aspecto de seguridad y soberanía, pues más del 80% de los productos que llegan actualmente a Magallanes lo hacen por Argentina, lo cual expone nuestro abastecimiento a situaciones ajenas: variaciones de peajes, protestas, derrumbes o decisiones arbitrarias.
Luego está la cohesión nacional, lo que aconseja que pavimentar la Carretera Austral no es solo una mejora logística, sino que un acto simbólico de unidad, que afirma que Aysén y Magallanes son tan parte de Chile como Santiago.
El desarrollo sustentable es el tercer pilar de esta petición, dado que una ruta soberana y permanente permitiría dinamizar el turismo, el comercio y generación de riqueza regional, sin depender de infraestructura extranjera, además de reducir costos y tiempos de transporte.
La caravana de cuatro camiones que partieron planea llegar a Santiago el 12 de septiembre. Entregará cartas firmadas por autoridades locales al Presidente, a la ministra de Obras Públicas, y a los líderes del Congreso, buscando que esta demanda se transforme en política prioritaria.
Es necesario pedir que el progreso en la Región Metropolitana no eclipse la necesidad de avanzar en territorios históricamente relegados. Esto es una exigencia democrática y republicana. La historia de Chile no puede escribirse únicamente en Santiago; debe proyectarse hacia el sur, construyendo caminos que unan la patria, tanto en lo físico como en lo simbólico. Esta caravana vía ruta multimodal representa un grito inequívoco: “Queremos ser vistos, escuchados e incluidos, porque somos parte”.




