La magia de aprender jugando: párvulos del jardín “Los Chulenguitos” descubren fenómenos de luz y color
Un frasco de agua, un poco de cúrcuma y un foco de luz fueron suficientes para que la sala del nivel Medio Mayor del jardín infantil “Los Chulenguitos” de Puerto Natales se transformara en un verdadero laboratorio de asombro. Allí, niñas y niños de entre 3 y 4 años descubrieron cómo la naturaleza es capaz de cambiar colores y revelar secretos escondidos cuando se observa con atención.
La iniciativa, realizada en el marco de las actividades pedagógicas del jardín Junji, fue liderada por el equipo educativo, que buscó combinar la curiosidad natural de los párvulos con elementos de magia y ciencia. “Lo más bonito de todo esto son las caras de sorpresa. Los niños lo vivieron como si fuera un acto mágico, aunque en realidad detrás de cada truco hay un fenómeno científico sencillo que ellos pueden comprender desde su experiencia”, relató la educadora de párvulos Gloria Morales Calixto.
El origen de la experiencia
Según explicó la educadora, la idea surgió a partir de un libro de magia que había traído años atrás desde España. “Uno pasaba las hojas y aparecían colores, luego dibujos, y después nada. Eso provocó un gran asombro en los chicos y a partir de ahí fuimos incorporando otros trucos en la rutina diaria: hacer aparecer cucharas, cambiar el color del agua o simular que los objetos desaparecen. Todo eso fue generando un ambiente de magia dentro de la sala que desembocó finalmente en este experimento con cúrcuma”, detalló.
El procedimiento fue simple pero impactante: se colocó agua en un frasco transparente, se mezcló con cúrcuma y se iluminó con un foco en medio de la sala a oscuras. El resultado fue un cambio total de ambiente: el líquido adquirió un tono amarillo intenso y la sala completa se impregnó de ese color. “El efecto lo produce la cúrcuma junto a la luz. Es algo muy sencillo, pero visto en la oscuridad genera una transformación mágica que los niños disfrutan intensamente”, agregó la educadora.
Ciencia, juego
y tecnología
El valor pedagógico de la experiencia radica en cómo se entrelazan distintos lenguajes: la ciencia, la magia, la tecnología y la imaginación. Para Gloria Morales, la clave está en conectar lo que los niños ya conocen con lo que pueden experimentar en el aula. “Hoy los niños, aunque tienen tres o cuatro años, muchas veces están familiarizados con redes sociales porque en casa sus padres les permiten usar celulares o tablets. Ellos ven videos cortos en plataformas como TikTok donde aparecen trucos o experimentos. Lo que hacemos aquí es tomar esas ideas, reproducirlas en la sala y darles un sentido educativo. De esta forma, lo que parecía un simple video se convierte en un aprendizaje real y compartido”, comentó.
La educadora también recalcó que: “Con estas actividades potenciamos la observación, el lenguaje, la capacidad de asombro y también el trabajo en grupo. Los niños comentan lo que ven, hacen preguntas, inventan explicaciones y se sienten protagonistas de lo que ocurre. La ciencia no aparece como algo lejano, sino como parte de su vida cotidiana”, dijo.
Un equipo comprometido
El trabajo en equipo ha sido fundamental para integrar este tipo de propuestas dentro de la rutina diaria del jardín, situado en Puerto Natales y que forma parte de la red de establecimientos de la Junji en Magallanes.
Además el establecimiento trabaja con el Programa de Indagación para Primeras Edades (Pipe), impulsado por Explora en alianza con universidades y jardines infantiles. Este programa promueve que los niños y niñas tengan un acercamiento temprano a las ciencias, a través de experiencias sencillas que estimulan la curiosidad y el pensamiento crítico. “Todo lo que hemos desarrollado se vincula con PIPE. La idea es que desde muy pequeños los niños se acostumbren a observar, a preguntar y a buscar explicaciones”, añadió Morales.




