Sobre la carrera docente en nuestra región
Esptiben Rojas Bernilla
Universidad de Magallanes
Para el año 2030 se proyecta un déficit de 30mil docentes en todo Chile, es urgente formar profesionales de la educación desde nuestras universidades. Para ello se requiere profesores universitarios con alta formación disciplinaria y pedagógica. Por otro lado, una cantidad razonable de alumnos/as con vocación de profesor/a, esta sinergia es el principal desafío, para sostener en el tiempo escuelas de pedagogía con los más altos estándares de calidad y así potenciar la educación chilena.
En nuestra región extrema y aislada no es la excepción, el déficit de profesores/as se observa año tras año. La Universidad de Magallanes cumple un rol protagónico en la formación de futuros profesores, y lo hace con calidad, cuenta con especialistas altamente calificados desde lo disciplinario y/o pedagógico.
En particular la formación de profesores de matemática para nuestra región ha sido esencial contar con la experticia de los Departamentos de Matemática y Física y del Departamento de Educación. Formar profesores en el ámbito de la matemática, tiene sus complejidades no sólo por la misma estructura inherente de la matemática, sino también por las innovaciones didácticas que se debe realizar para lograr los aprendizajes requeridos. Tenemos la misión, de acoger alumnos/as desventajados y que al final de su formación se conviertan en profesionales competentes, como de cualquier parte del país. Es una tarea compleja, pero lo hemos logrado, como evidencia están las excelentes referencias que hacen directores de los liceos y padres de familia de nuestra región.
En marzo del presente año, el gobierno ingresó un proyecto de ley para modificar la ley N°20129, para establecer nuevos requisitos de ingreso a las carreras de pedagogía, especialmente en territorios extremos como el nuestro, carentes de docentes en áreas críticas, como la matemática y que ha experimentado un descenso sostenido en las matrículas. No obstante, la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados/as rechazó la idea de legislar este proyecto. La discusión es muy importante a fin de revertir el descenso de matrículas en las carreras de pedagogía. Los requisitos de admisión para el año 2026 generan preocupación, según proyecciones del Demre estiman que en todo el país la matrícula podría disminuir más de un 50 por ciento, afectando la sostenibilidad de los programas de pedagogía, especialmente en nuestra región.
Dada nuestra experiencia, la calidad de la formación en el profesorado no se define exclusivamente por el puntaje de ingreso a la universidad. Tenemos regulaciones y/o evaluaciones establecidas por ley para ir monitoreando el avance formativo de nuestras/as alumnos/as. Alumnos/as y profesores/as están sometido a continuos procesos de evaluación y acreditación, que garantizan una formación de excelencia.
Sin embargo, endurecer los procesos de admisión a la carrera pedagógica, traerá desincentivo para abrazar la carrera docente. Afectará la sostenibilidad de las carreras de pedagogía, y agudizará el déficit de docentes en nuestra región.
Quienes estudian pedagogía están permanentemente sometidos a evaluaciones, al cumplimiento de estándares y a procesos de acreditación. Sin embargo, esta alta regulación convive con condiciones laborales muy exigentes: mucho trabajo administrativo, falta de tiempo para el trabajo colaborativo, la preparación de la enseñanza y un creciente desgaste de la salud mental, lo que afecta la retención de los docentes en el sistema escolar (se estima en un 14% en los primeros años) afectando su desarrollo profesional, entre otras situaciones. A todo esto, se suma que sólo el 20% de los docentes en Chile considera que su labor es socialmente reconocida y valorada. Ser docente en el sistema escolar es apostolado que se realiza por vocación y debería tener una alta valoración en nuestra sociedad.
Las universidades no reciben el financiamiento adecuado para la formación de profesores en comparación con el promedio de la Ocde, lo que limita las posibilidades de innovación en la formación docente. A pesar de todas estas adversidades en la Umag hemos sabido ser resilientes y afrontar estas limitantes con ingenio y así poder cumplir con los estándares exigidos en nuestro país.
La mejora en la formación docente es multifactorial y requiere una mirada sistémica, el aumento de puntaje no ayuda, si es de manera aislada. Se requiere una política integral, que articule los estándares de formación con la equidad territorial, mayor apoyo de recursos a los centros de formación docente, y reconocimiento social. Implementar más exigencias de ingreso a las carreras pedagógicas sólo agrava el problema, afectará a los futuros profesores/as de regiones extremas como la nuestra.




