Necrológicas

Un nuevo capítulo para la Casa del Samaritano

Por La Prensa Austral Lunes 15 de Septiembre del 2025

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La noticia de que la Fundación Chay Austral asumirá la administración de la Casa del Samaritano representa, al mismo tiempo, un respiro y un desafío mayor para la comunidad magallánica. Tras el anuncio de cierre por parte de Fide XII, la incertidumbre sobre el destino de los adultos mayores que allí residen puso en evidencia, una vez más, las fragilidades del sistema de cuidados en Chile, donde la responsabilidad recae con demasiada frecuencia en la buena voluntad de organizaciones sociales y en la solidaridad ciudadana.

Que no se haya apagado la luz de este hogar es un triunfo de la perseverancia comunitaria. La entrega de llaves a Chay Austral evitó el cierre inminente de una residencia que, en distintas etapas, ha sido sostenida por distintos actores, siendo el último Fide XII. No obstante, la experiencia demuestra que la tarea no será fácil: la carga financiera y logística de mantener un Establecimiento de Larga Estadía para Adultos Mayores exige recursos estables, profesionales comprometidos y redes sólidas de apoyo.

El compromiso asumido por Gabriela Sandoval y su equipo merece reconocimiento, pero no puede quedar librado al heroísmo de la voluntad. La directora ha señalado que el desafío es “tremendo” y que la clave será la campaña permanente de recaudación. Aquí radica uno de los riesgos: si la sustentabilidad depende solo de colectas, donaciones y esfuerzos privados, el futuro vuelve a quedar en entredicho. El Estado, a través de Senama y el gobierno regional, debe garantizar un piso mínimo de financiamiento, de modo que la dignidad de los residentes no dependa de la incertidumbre de las cajas recaudadoras.

El cálculo actual, que reduce los gastos a 9 o 10 millones de pesos mensuales, es más realista que los 25 millones que demandaba la gestión anterior. Sin embargo, incluso esa cifra es difícil de cubrir sin un compromiso sostenido de las autoridades, empresas privadas y la propia comunidad. Lo que está en juego no es una estadística ni un balance contable. Está en riesgo el bienestar de personas concretas, de hombres y mujeres que merecen en su vejez cuidados respetuosos, alimentación adecuada, atención médica oportuna y un entorno humano digno.

La continuidad de la Casa del Samaritano abre un nuevo capítulo que debe escribirse con corresponsabilidad. Chay Austral aporta entusiasmo, profesionalismo y fe, pero requiere un Estado más presente y un tejido comunitario consciente de que todos, en algún momento, podemos necesitar de un espacio como este. La vejez no puede ser sinónimo de abandono ni de incertidumbre; debe ser un tiempo de cuidados seguros y de respeto pleno a la dignidad humana.

Magallanes ha respondido con solidaridad en múltiples ocasiones, y este es otro momento para demostrarlo. La permanencia de este hogar no puede depender de esfuerzos aislados, sino de un compromiso colectivo que asegure su viabilidad en el largo plazo.

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