Aprendizaje con sabor: estudiantes de la Escuela Bernardo O’Higgins preparan cocadas
- Niños aplicaron lo aprendido sobre el texto instructivo “La Receta” siguiendo
paso a paso una preparación dulce y compartiendo la experiencia en comunidad.
El martes 2 de septiembre, el segundo básico B de la Escuela Bernardo O’Higgins de Punta Arenas vivió una jornada distinta: la sala de clases se transformó en un pequeño taller de cocina escolar. Los estudiantes, acompañados por su profesora Andrea Román Gallardo, la educadora diferencial Karina Marcos y la asistente de aula Alejandra Jara, llevaron a la práctica uno de los contenidos que venían trabajando en la asignatura de Lenguaje: el texto instructivo “La Receta”.
Durante las semanas previas, los alumnos habían aprendido cuáles son las partes de este tipo de texto, cómo se estructuran los ingredientes y los pasos, y qué importancia tiene seguir instrucciones claras y ordenadas. Para reforzar lo aprendido, nada mejor que aplicarlo en la vida real. La receta elegida fue la de las tradicionales cocadas, una preparación sencilla, pero que permitió a los estudiantes experimentar directamente con la lectura comprensiva, la secuencia lógica de acciones y el trabajo en grupo.
Entre risas, curiosidad y mucho entusiasmo, los estudiantes leyeron la receta y organizaron los ingredientes: galletas molidas, manjar, coco rallado y chispitas de colores. Cada paso se fue cumpliendo tal como lo indicaba el texto: primero amasar el manjar con las galletas, luego dar forma con las manos y, finalmente, cubrir las bolitas con coco o con chispitas, según el gusto de cada uno.
La actividad no sólo fue un ejercicio de Lenguaje, sino también un espacio para desarrollar habilidades motrices, compartir responsabilidades y valorar el trabajo colaborativo. “Me gustó mucho amasar el manjar con galletas y luego pasarlas por chispitas de colores y coco”, contó entusiasmada la estudiante Elif López. Su compañera Sabrina Urrea, en tanto, destacó que la jornada tuvo un valor especial para sus sueños futuros: “Fue muy divertido, porque quiero ser chef cuando sea grande, entonces estuve practicando con las cocadas”. Graciela de la Cruz coincidió en que la experiencia fue inolvidable: “Fue divertido, me gustó mucho porque amasamos con las manos y lo más rico fue comerlas después”.
El ejercicio permitió además que cada estudiante ejercitara la expresión oral, compartiendo sus impresiones y sentimientos respecto a la experiencia. Para las docentes, esta dimensión es tan importante como la comprensión lectora, ya que fomenta la confianza y la capacidad de comunicar lo que piensan y sienten.
La profesora Andrea Román Gallardo valoró la disposición de los estudiantes y el impacto positivo que generan estas dinámicas en el aula. Explicó que trabajar con un producto final tangible, como las cocadas, ayuda a que los niños comprendan con mayor claridad el propósito de los textos instructivos y la utilidad que tienen en la vida cotidiana. Asimismo, resaltó el rol del trabajo en equipo, ya que todos y todas participaron activamente en la elaboración, desde la lectura inicial hasta la degustación del resultado.
La educadora diferencial Karina Marcos y la asistente de aula Alejandra Jara también acompañaron de cerca la jornada, entregando apoyo personalizado y favoreciendo la inclusión de cada estudiante.




