Premio Nacional de Literatura 2025
El reciente otorgamiento del Premio Nacional de Literatura 2025 a Ramón Díaz Eterovic marca un hito doblemente significativo: no sólo reconoce la calidad de una obra que ha renovado y dignificado la novela negra en Chile, sino que también reafirma que desde los márgenes geográficos del país -desde el confín austral de Magallanes- pueden surgir voces capaces de proyectarse con fuerza en el escenario cultural nacional.
Díaz Eterovic, nacido en Punta Arenas, pertenece a esa generación que debió partir de la región en busca de estudios y horizontes más amplios, pero que nunca se desprendió del todo de sus raíces. “Nunca he estado emocionalmente muy alejado de Magallanes”, dijo en entrevista publicada este domingo en El Magallanes y tras recibir el premio.
Esta frase no es mera cortesía, pues su infancia, marcada por el estrecho, la nieve, los inviernos largos y la vida hogareña, sigue presente en su obra y este escenario geográfico también ha sido fuente de
de inspiración. Todo esto nos recuerda que la literatura también cumple la función de preservar la memoria de los territorios.
Con Heredia, su detective más célebre, Díaz Eterovic abrió una senda insólita en Chile: la de una novela negra comprometida con la historia política y social reciente. Sus relatos, en plena dictadura, se atrevieron a hablar de crímenes, corrupción y silencios oficiales, en un país donde la censura y la violencia estatal parecían imponer otra clase de narrativa. Hoy, el premio reconoce no sólo a un autor, sino también al género policial en su capacidad de reflejar la realidad chilena con crudeza, ironía y humanidad.
Para Magallanes, este galardón tiene un sabor especial. Se suma a la lista de magallánicos que, pese a la distancia, han conseguido brillar en la esfera nacional gracias a la constancia, la disciplina y el talento. En tiempos en que la descentralización es todavía una promesa, Díaz Eterovic demuestra que la literatura no entiende de fronteras administrativas ni de kilómetros. La suya es una voz que nació en Punta Arenas y que, sin renunciar a esa pertenencia, encontró en el país entero un territorio narrativo.
La obra de Díaz Eterovic sigue viva y en movimiento: prepara una antología de cuentos magallánicos, colecciones de relatos de Heredia y proyectos colectivos con otros autores. Esa capacidad de volver la mirada hacia el sur y de proyectar a nuevas generaciones de escritores es, quizás, uno de los gestos más valiosos de este reconocimiento.
El Premio Nacional de Literatura 2025 honra a un escritor que ha sabido transformar la marginalidad en centralidad, y que ha probado que la cultura que se forja en Magallanes puede dialogar de igual a igual con la literatura universal. Una vez más, desde el extremo sur, se nos recuerda que el talento no reconoce distancias.




