Primavera en Magallanes: de la reflexión global a la paz que construimos aquí
Por María Lucía Fleitas de Ríos
Lic. en Trabajo Social, Mediadora,
Docente Universitaria, y Cónsul
Honoraria de Paraguay en Punta Arenas
En la última semana, en Magallanes, celebramos algo más que el inicio oficial de la primavera, con sus días más extensos y la inigualable belleza de nuestros cielos australes. Y es que, esta renovación de la naturaleza coincidió con una conmemoración de profundo significado global: el Día Internacional de la Paz.
Desde mi perspectiva, estas jornadas internacionales son una herramienta poderosa que nos invita a la reflexión colectiva, es decir, a recordar los valores y principios que cimentan una sociedad mejor. La paz, en efecto, es ese anhelo universal que se desea en todo ambiente: uno libre de violencia, donde cada persona se sienta valorada y respetada.
Pacificadores, no pasivos: La Diferencia Vital
Ahora bien, es crucial entender que la paz no es un estado pasivo. De hecho, ser pacificador es fundamentalmente distinto a ser pasivo. El pacificador es un constructor de paz, alguien que colabora activamente. La persona pasiva, en cambio, se abstiene de actuar.
La paz trae quietud, comprensión y felicidad; su opuesto, por el contrario, es el caos y el malestar. Así pues, la decisión sobre en qué ambiente deseamos vivir y florecer recae, en última instancia, en cada uno de nosotros.
Como magallánicos, podemos seguir contribuyendo con nuestros valores, nuestros modales y la forma cortés de comunicarnos. Por ejemplo, una sonrisa, un “buenos días”, un “¿cómo te fue hoy?” o un “te ayudo” son gestos de inmenso poder. Las palabras construyen o destruyen; por ello, elijamos el impulso positivo: “Florece donde estés plantado”.
Liderazgo, diálogo y consenso local
En otro orden de ideas, para una sociedad como la nuestra, es esencial lograr consenso sobre el futuro de nuestra región. Sólo así, al estar de acuerdo en lo que queremos para Magallanes, podremos caminar unidos. Tal como se vio, esto es lo que se busca en instancias de participación cívica (como la conformación de la Cosoc que impulsa el Registro Civil, en la que tuve el honor de participar junto a otros representantes de la sociedad civil).
Asimismo, las generaciones actuales necesitan ser lideradas con el ejemplo. La expresión en inglés “shadowing” (seguir la sombra) lo resume bien: nuestras acciones se reflejan. En consecuencia, todos tenemos la responsabilidad de ayudar en esta transición intergeneracional, reconociendo el derecho de todos a opinar y ser respetados. Porque, donde hay diálogo, hay paz; un valor que constantemente inculco a mis estudiantes del colegio británico.
La resolución pacífica de conflictos se basa, precisamente, en estos valores. A fin de cuentas, negociar implica la madurez de hablar con seguridad para llegar a acuerdos. En este punto, el rol de la conciliación y la mediación resulta fundamental para fomentar la empatía y la apertura.
Finalmente, la invitación es a toda la comunidad magallánica: contribuyamos desde nuestro lugar. Al igual que iniciativas comunitarias como la liderada por el Colegio Luterano en la última semana, donde se predica con la acción, demostremos que es posible ver resultados positivos cuando promovemos una comunicación respetuosa y sin prejuicios.
Es hora de florecer en este proceso activo de construcción de la paz siendo hacedores de paz, o Peacemakers.




