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Argentina aguarda la extradición del sospechoso capturado en Perú

“Pequeño J”, el hijo de un capo peruano admirador de Tony Montana, acusado de triple feminicidio

Viernes 3 de Octubre del 2025

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  • La principal hipótesis es que las jóvenes las mataron como venganza por habersequedado con tres kilos de cocaína y sus muertes violentas retransmitidas en vivo al resto de la banda pretendieron ser una exhibición pública de disciplinamiento.

 

La Justicia argentina aguarda la extradición desde Perú de Tony Janzen Valverde Victoriano, el narcotraficante de 20 años conocido como “Pequeño J”, para esclarecer su responsabilidad en el triple feminicidio de Lara Gutiérrez, Brenda del Castillo y Morena Verdi el pasado 19 de septiembre en la periferia de Buenos Aires.

“Pequeño J”, sospechoso de ser el autor intelectual de los tres asesinatos, huyó de Argentina hacia Bolivia a través de un paso ilegal y de allí a Perú esquivando de nuevo los controles migratorios, pero fue detenido el martes gracias al seguimiento de la señal de su teléfono celular. Su supuesta mano derecha, el argentino Matías Ozorio, de 28 años, corrió la misma suerte y se espera que sea deportado de Perú en breve. Ambos niegan todo vínculo con los crímenes de los que se los acusa.

Las rápidas detenciones de los dos prófugos dejaron al descubierto la precaria estructura de la banda narcocriminal que los investigadores consideran responsable de la tortura y asesinato de Lara, de 15 años, y de Brenda y Morena, de 20 años. “Es una estructura atípica en cuanto a la falta de medios y a la falta de estructura, pero brutal en lo que cometieron”, dijo la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. 

“Pequeño J” fue arrestado gracias a que se comunicó con el mismo número de teléfono durante toda su huida desde Argentina hasta Perú. Ozorio dormía en la calle cuando los agentes antinarcóticos de la Policía peruana dieron con él en Lima.

Hasta ahora hay nueve personas detenidas por su presunto vínculo con los asesinatos. Siguen prófugas otras dos, de las que la Policía sospecha que iban en la camioneta a la que se subieron las tres jóvenes engañadas el pasado 19 de septiembre. Les hicieron creer que iban a una fiesta y las llevaron a una casa de la que no volvieron a salir con vida. Tras matarlas, descuartizaron sus cuerpos y los enterraron en un hoyo profundo, cavado con antelación, y tapado con mantas, piedras y cemento. 

“Perfil sádico”

Según el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Javier Alonso, fue difícil obtener información sobre “Pequeño J” porque todas las personas que contactaron “tenían pánico de hablar porque esta persona tiene perfil sádico”. Sin embargo, los investigadores dieron un gran paso cuando obtuvieron su número de teléfono durante el allanamiento de la vivienda de su novia tres horas después de que él se diese a la fuga. 

La señal del celular les permitió seguirlo y tejieron una estrategia que concluyó con su detención poco después de dar con Ozorio, quien lo esperaba en Lima. 

Los antecedentes de “Pequeño J” se remontan a su familia. Su padre era Janzen Valverde Rodríguez, jefe de Los Injertos de Nuevo Jerusalén, una banda de criminales surgida en La Esperanza, un distrito pobre a las afueras de la ciudad de Trujillo, en la costa norte peruana. Janzen fue apresado en más de una oportunidad por dedicarse a la extorsión y la venta de drogas. El 16 de diciembre de 2018, cuando “Pequeño J” tenía 13 años, un sicario de una banda rival asesinó a Janzen. El adolescente juró entonces venganza. “Te prometo que esto no va a quedar así, porque si nadie hace nada, yo mismo lo hago con pana y elegancia”, escribió en las redes sociales de su padre.

Fue Janzen quien trazó el camino delictivo de su hijo: lo bautizó como Tony por el mítico narcotraficante de la película Caracortada, Tony Montana. El joven fue rebautizado como “Pequeño J” en homenaje a su padre muerto. Sus tíos, los hermanos de su padre, Luis y Manuel, también han estado envueltos en líos con la justicia. Pequeño J llegó a Argentina en el 2020, a los quince años. Cuando se sintió acorralado, regresó a su país.

“Nosotros no matamos a nadie”, dijo a los medios el principal sospechoso por el triple feminicidio cuando la Policía peruana se lo llevó esposado a la comisaría.. Ozorio también se declaró inocente. “Me trajeron de engañado unos narcos mafiosos a los que les debía plata”, sostuvo frente a los policías.

La principal hipótesis es que las mataron como venganza por haberse quedado con tres kilos de cocaína y sus muertes violentas retransmitidas en vivo al resto de la banda pretendieron ser una exhibición pública de disciplinamiento.

Ozorio vivía cerca de una de las villas miseria de la ciudad de Buenos Aires y había roto la comunicación con su familia, que aseguró desconocer que tuviera vínculos con el narcotráfico. Lo último que sabían de él es que se había endeudado mucho y que pedía préstamos para devolver lo que debía. “Estaba muy metido en las criptomonedas. Pensaba que iba a ser millonario, pero perdió un montón de plata”, declaró una de sus familiares al canal televisivo LN+.

El sábado pasado, los familiares de las tres víctimas se manifestaron en el centro de Buenos Aires junto a miles de personas más para exigir justicia por un crimen que ha conmocionado a todo el país por su crueldad inusitada.

Entorno de violencia
e idolatría al narco

En la cuenta de Facebook de Janhzen Valverde hay elogios a Pablo Escobar y Tony Montana, y solía identificarse como “Bandido por siempre”. Allí había posteado videos con otras personas que serían miembros de su banda, portando armas largas como una carabina tipo AR-15 y pistolas trazadoras que suelen usar las fuerzas especiales militares, cuya munición atraviesa los chalecos antibalas. 

Esos videos fueron tomados entre cajas de cerveza en la noche en algún lugar de los cerros que rodean el asentamiento Nueva Iberoamérica. Todos disparan hasta vaciar el cargador. En ese contexto creció “Pequeño J.”, posible cerebro de uno de los crímenes narcos más crueles y macabros jamás ocurridos en Argentina.

El País

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