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Recortes en promoción turística

Por La Prensa Austral Jueves 9 de Octubre del 2025

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La reducción del 28,9% en el presupuesto nacional destinado a la promoción turística -de $10.330 millones en 2025 a $7.337 millones en 2026- llega en el peor momento posible. En plena realización del Adventure Travel World Summit 2025 (cumbre mundial de turismo de aventura de ATTA), que sitúa a Magallanes ante los ojos del mundo, el ajuste fiscal aparece como un balde de agua fría sobre uno de los sectores más dinámicos y con mayor potencial de nuestra región y de Chile, en general.

En nuestra zona, el turismo no es solo una vitrina internacional. Se traduce en empleo, inversión, encadenamiento productivo y cohesión territorial. La Asociación de Hoteles y Servicios Turísticos de Torres del Paine (Hyst) ha advertido con razón que este recorte “pone en riesgo años de trabajo conjunto entre el sector público y privado y amenaza los esfuerzos por posicionar a Chile como un destino competitivo, diverso y sostenible”. Lo que está en juego no es un simple ítem contable, sino la continuidad de una estrategia país que ha costado décadas construir.

La paradoja es evidente: mientras Magallanes recibe delegaciones internacionales y surgen nuevos compromisos de colaboración entre el sector privado y organismos públicos y alianzas entre empresarios regionales y grandes cadenas internacionales, el Estado reduce la inversión que justamente permite que el turismo chileno se mantenga en el mapa global. El mensaje es contradictorio y mina la confianza en la planificación a largo plazo.

Es cierto que el equilibrio fiscal es una meta necesaria, pero no puede alcanzarse debilitando sectores que son motores de desarrollo y diversificación económica. El turismo ha demostrado ser una fuente estable de ingresos, capaz de generar empleos sostenibles y de impulsar a las economías locales con bajo impacto ambiental. Recortar su promoción no ahorra recursos, sino que los posterga, los inmoviliza y, finalmente, los encarece.

Como bien lo señaló la gerenta de Hyst, Sara Adema, Chile no puede permitirse retroceder justo cuando países como Ecuador, Perú o Colombia triplican nuestra inversión en promoción internacional. El riesgo no es solo perder turistas, sino también reputación, conectividad y presencia en los mercados más competitivos.

En lugar de frenar el impulso, este debería ser un momento para reforzar la estrategia nacional de promoción turística, coordinando esfuerzos entre los gobiernos regionales, el sector privado y el Estado central. La Cumbre ATTA demuestra que hay interés, talento y potencial. Lo que falta es coherencia presupuestaria y visión de futuro.

Si Chile quiere consolidarse como un destino de naturaleza, aventura y sustentabilidad, Magallanes es su mejor carta de presentación. Pero para que esa carta no se pierda entre los pliegues de la austeridad, es imprescindible entender que invertir en turismo no es un gasto: es apostar por el futuro del país.

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